Miles de fieles acuden a él para curarse de sus males con el agua bendita que surge de las entrañas de una montaña. Pero antes de recibir esa bendición los creyentes deben poner a prueba su fe por el Señor de Huanca con una dura peregrinación.
Dicen que en Cusco hay una imagen sagrada por la cual hacen colas miles de peregrinos, entre nacionales y extranjeros, y cientos de vehículos que recorren cada año durante el mes de setiembre, incontables kilómetros a fin de recibir su bendición o rendirle un merecido tributo. Esa venerada figura es el Señor de Huanca, cuya fe de montaña pone a prueba a sus devotos, quienes deben atravesar un largo periplo antes de llegar al santuario.
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Algo así será el panorama religioso para este 14 de setiembre, fecha central en el que un mar de gente inundará todo el Santuario del ‘Médico de los Pobres’, el santo que cura todas las enfermedades, por más que sean temibles. Para ese día se calcula que el recorrido lo realizarán alrededor de 20 mil devotos y más de 50 mil sobre ruedas.
La festividad continuará hasta el 21 de setiembre, así que aún tiene tiempo para ser parte de ese gentío de creyentes, cuya mayoría parte de Cusco hacia el Santuario del Señor de Huanca, situado en el paraje del mismo nombre en el distrito de San Salvador, en pleno Valle Sagrado de los Incas, en Calca.
El largo recorrido que emprenden los feligreses por más de seis horas consiste en coronar al apu Pachatusan que se erige a 4 859 m.s.n.m. Durante ese duro ascenso, los seguidores del Señor de Huanca deben hacer penitencia y limpiar sus pecados, soportando la lluvia, la nevada o el paso ciego entre la niebla hasta descender por un relieve llano. Son 48 kilómetros los que separan a la Ciudad Imperial del santuario.
Es duro, pero necesario para los devotos que desean curarse de todo tipo de males o, simplemente, ver por algunos segundos el rostro de un Cristo martirizado, que fue pintado tal cual en roca viva allá por el siglo XVII.
Fe de montaña
Sobre la sagrada imagen se tejen varias historias, pero hay una que es muy comentada entre los lugareños. Cuentan que en 1675, durante la época del Virreinato, existía una mina cerca de la localidad de Huanca. Sus habitantes vivían casi en condición de esclavos. Diego Quispe era uno de ellos, quien logró escapar una noche mientras sus patrones dormían.
La audaz fuga de Diego no duro mucho. Al poco tiempo de haber subido a la cima del apu Pachatusan, los españoles fueron en su búsqueda. En su desesperación, el campesino descendió hasta refugiarse en una cueva cercana a Huanca. En esas circunstancias, no le quedó más que rezar día y noche para que no lo encuentren.
La historia cuenta que el afortunado hombre escapó no sin antes ver sobre una sobre una roca la figura de Jesucristo sangrando por los azotes recibidos. Él pensó que esta imagen era el Dios de los oprimidos. En gratitud, envió a un pintor para que reprodujera su visión. Y así fue. Donde antes era una modesta capilla, hoy se levanta el Santuario Siloe, en honor al Señor de Huanca.
Agua bendita
La peregrinación, sin embargo, no termina en el santuario. La fiesta religiosa continuará en los rincones del templo y se expresará de diferentes formas. Los visitantes alistarán sus títulos de propiedad, sus artículos más valiosos y hasta sus vehículos para con la bendición con la fe del Señor de Huanca.
Cerca de allí hay una fuente de agua que gotea y una piscina vacía. Allí, se aglomerarán decenas de hombres y mujeres para bañarse con el agua bendita que, afirman los religiosos, nacen de las entrañas del Pachatusan. Así que no se sorprenda si los visitantes recogen el bendito líquido en botellas o baldes.
El Dato
Muy cerca de allí, tras subir algunos escalones, se encuentra un pasadizo especial donde los devotos dejan placas en agradecimiento a las bendiciones otorgadas por el Señor de Huanca.
En Rumbo
La ruta: Desde la ciudad de Cusco hay dos maneras de llegar al santuario del Señor de Huanca. La primera es por la autopista Cusco – Oropesa – San Salvador. El viaje dura 50 minutos. Otra manera es mediante una caminata que dura de entre 5 y 6 horas, para lo cual tendrá que partir desde el distrito de San Jerónimo en la Ciudad Imperial.
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