Lejos de la ciudad más cosmopolita del Cusco, se encuentra el apacible distrito de Checacupe (Canchis) el cual, según sus habitantes, conserva tres puentes donde el tiempo se ha detenido a nuestro favor para un perfecto viaje al Perú incaico, colonial y republicano.
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Pero que aquella localidad cuente con esas tres joyas turísticas no es ajeno a nuestros pasos. Por el contrario, ese espacio ficticio está abierto al público. Y lo mejor de todo es que en estos tiempos ya no necesitaríamos al entrañable DeLorean MDC-12, el automóvil deportivo de la trilogía Volver al Futuro utilizado para viajar en el tiempo. A veces solo basta con mirar más ‘allacito’ de los tours convencionales para empezar a despertar y afinar el verdadero espíritu viajero. ¡Comencemos!
Puente inca
Para llegar a la primera parada no hay que caminar demasiado, pero sí caminar con cuidado. De momento será así porque muy cerca de la entrada de Checacupe hay una base inca que se levanta sobre el caudaloso río Pitumarca. Aunque no parezca confiable, siempre será una aventura recorrerla y revivir aquellos años en que los hijos del Sol debían recorrer kilómetros para llevar recados o realizar trueques.
Aquel monumento que mil veces pasa desapercibido se construyó entre los años 1400 y 1448 por orden del inca Wiracocha como parte de la red caminera del Qhapaq Ñan, un camino real que conectaba al Qollasuyo. La cimentación inca es original, más no el puente colgante que cada cierto tiempo se renueva. No obstante, lo curioso no es esta plataforma sino la historia de aquel inca cuyo nombre verdadero fue Hatun Túpac pero que luego lo cambio tras asegurar de haber tenido un sueño divino con el dios Wiracocha. ¡Todo un profeta!
Puente colonial
El segundo viaje te será eterno, pues se encuentra continuo al puente inca. Allí, en medio de la tranquilidad y un ambiente andino, se erige un robusto puente colonial. Dicen que fue construido por orden del rey de España Carlos III entre 1759 y 1788. También, afirman, que los que querían usar la plataforma para asar de un lado a otro, debían pagar los impuestos establecidos por la corona española y el cabildo de Checacupe.
Si caminamos por encima de su estructura, nos daremos cuenta que su base de piedra fue labrada y unida con cal, con una perfecta cohesión al estilo del arco romano. Toda una obra vial estupenda e ingeniosa para su época. Además, la plataforma está decorada con una capa de piedrecillas que fueron colocadas minuciosamente en las paredes.
Puente republicano
La última aventura interestelar te trasladará a un puente hecho de fierros de riel que hasta el día de hoy es el principal umbral para aquellos viajeros que llegan sobre ruedas a esta parte del Cusco.
Se trata de un puente republicano erigido durante el siglo XIX. Y era sobre su bizarra superficie donde que transitaban las antiguas maquinas impulsadas a carbón.
¿Lo ve? No hay necesidad de navegar en la fantasía, imaginando que retrocedes el tiempo. Los escenarios perdidos en el tiempo siguen allí, en alguna parte del Perú esperando ser visitado, admirado y, por qué no, fotografiado.
El Dato
En el distrito de Checacupe hay una iglesia monumental del periodo colonial considerada una de las más bellas de la región. Tiene en su interior la imagen de la Inmaculada Concepción más antigua del Cusco y, posiblemente, de América.
En Rumbo
La mejor opción para llegar al distrito de Checacupe y disfrutar de sus atractivos, es adquiriendo uno de los paquetes turísticos de la agencia de viajes CBC Tupay, cuyos tours alternativos incluyen una visita a la comunidad campesina de Chari, ubicada en dicho distrito de la provincia de Canchis, a uno 100 km de Cusco.
Contactos: +51 084-227656
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