Inconquistable y fiestera , Huancayo es de esos amores complicados difíciles de romper y olvidar. Más de uno habrá caído en los encantos del Valle del Mantaro. Pero si no es así, no sabe de lo que se pierde.
Si Huancayo fuese un varón, sería el más fiestero de los suyos; si fuera una jovencita, probablemente, la más coqueta de todas, y si se tratara de una fiera, hablaríamos de la más indomable. Quien te viera y quien te ve, querida ciudad Incontrastable, sabrían que estas llena de contrastes y que para nada eres el reflejo de la capital del Perú.
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Pero para encontrar esas características que la hacen diferente de cualquier otra metrópoli hay que salir del asfalto y de los centros comerciales. Más vale fuera que dentro de la ciudad, donde Huancayo es más hospitalario, menos agitado y más feliz, como lo dijo en su momento el investigador Jorge Yamamoto.
Y es en esas aventuras encontrarás el distrito de San Agustín de Cajas. Aquí no verás cómo se crean y embellecen los mates burilados, más bien tendrás un espacio diferente en donde observarás de cerca la elaboración de simpáticos sombreros de lana de oveja, así como finos bolsos, chalinas y chullos. Todo eso lo apreciarás en la casa artesanal Lapi Chuco, que traducido al castellano significa sombrero caído.
Allí, en medio de hilos y máquinas rudimentarias de coser, aprenderás los doce pasos que se necesitan para obtener un extraordinario sombrero que, también, pueden estar hechos de lana de alpaca o de llama.
Lechones “chupaquinos”
¿Puede haber algo más delicioso en Huancayo que no sea un tiernito lechón al horno? Bien difícil porque hasta la pachamanca sabe más rico con un trozo de porcino aderezado con ají colorado, ajos, pimienta y comino. Y eso es, precisamente, lo que respiran los comensales en Chupaca a la hora de comer.
A treinta minutos de La Incontrastable, la avenida Grau se erige un sábado al mediodía como uno de los puntos de interés más buscados por los visitantes. Y es que a lo largo del pavimento se conglomeran decenas de stand que ofrecen lo mismo pero cada uno con una sazón distinta. Lechoncitos al horno por aquí y por allá. Complicado escoger entre tantas opciones.
Aunque esa incertidumbre, rápidamente, es disipada por María Luz Palacios, una vendedora de treinta y pico de años. A ella le hace falta mano para despachar a sus intrépidos clientes que no dudan en repetir una buena porción de chanchito, la cual es siempre acompañada con papas sancochadas, harta cancha y suavecitos panes chaplas.
Vistas incontrastables
De vuelta a la ruta, en la misma provincia de Chupaca, pero dentro del distrito de Ahuac, encontrarás el anexo de Ninanya que se alza como el preámbulo a un mirador natural cuyo telón de fondo, además de la imponente ciudad de Huancayo, es la silueta del nevado Huaytapallana.
Así es querida ciudad Incontrastable, quien te viera y quien te ve desde esta altura, cerca de los 4 000 m.s.n.m., sabrían que estas llena de contrastes y que para nada eres de una metrópoli agobiada por el caos y la prisa. Por el contrario, Huancayo es un rincón indomable, fiestero y el más feliz del país.
En Rumbo
¿Cómo llegar? Desde Lima seis horas por la carretera central. Desde Huancayo transporte local.
También puedes viajar con con Cruz del Sur (www.cruzdelsur.com.pe/)
Otros atractivos: puedes emprender un viaje largo de 128 kilómetros de Huancayo a Huancavelica en el Tren Macho.
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