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Ambiente

Cusco enfrenta cambio climático con acciones concretas

Área de Conservación Regional Ausangate es ya una realidad. Foto: Flor Ruiz

Ausangate será una nueva área protegida del Cusco. Suena a buena noticia, pero si esta reserva no recibe una retribución monetaria por los recursos hídricos que brinda a la región, todo será letra muerta, y los pobladores no se beneficiarán con la industria textil ni con el turismo vivencial.

Por Alvaro Rocha

La turbulencia política de estos días nubla emprendimientos positivos en otros ámbitos del país. Uno de ellos es la inminente creación del Área de Conservación Regional (ACR) Ausangate. El expediente será presentado al Sernanp el 31 de octubre, y una vez aprobado derivará al Ministerio de Ambiente, para que luego la Presidencia del Consejo de Ministros dé el visto bueno definitivo. Se calcula que esté oleado y sacramentado antes de fin de año.

Esta sería la tercera ACR instaurada en el Cusco, después de Choquequirao y Tres Cañones, y el mérito para empujar el proyecto le corresponde en gran parte a Efraín Samochuallpa, director de la ONG ACCA en Cusco. El 2017 culminó la consulta previa que incluyó a 6 comunidades, y solo dos de ellas, Sallani y Phinaya, se comprometieron a ser parte de la ACR. Ambas se ubican en el distrito de Pitumarca, que alberga 70 mil alpacas. Sin contar las 25 mil vicuñas y 40 mil llamas que residen en esta áspera geografía.

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Pero el principal aporte de este refugio altoandino son las fuentes de agua que allí se generan. Solo el nevado Ausangate alimenta la cuenca de tres ríos: Vilcanota, Mapacho y Araza. Y la laguna Sibinacocha, la más extensa de la futura ACR, hace posible mediante el aporte de sus fluidos que la hidroeléctrica de Machu Picchu funcione a cabalidad durante la época seca.

El principal aporte de este refugio altoandino son las fuentes de agua que allí se generan. Foto: Flor Ruiz

Debería haber una retribución económica por estos servicios ambientales para mejorar la crianza de camélidos, y consolidar circuitos turísticos al interior del ACR, como el inverosímil glaciar de Quelccaya, el cañón de Ananiso, la laguna Sibinacocha, la pesca deportiva y el andinismo.

Y aprovechar esta belleza nívea antes que el calentamiento global la desnude. Como escribió el poeta José Watanabe: “Ama rápido, me dijo el sol/Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino/a cumplir con la vida/Yo soy el guardián del hielo”.

La cobertura glacial de Qelccaya se derrite. Foto: Flor Ruiz

 

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El área de conservación regional protegería 74,000 hectáreas.

El nevado Ausangate retrocede 60 metros por año.

La creación de esta reserva garantizaría el recurso hídrico para 150 mil personas de las provincias de Canchis y Quispicanchi.

 

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