La situación actual que vienen atravesando los artesanos del Perú se encuentra en una condición crítica, debido a la falta de políticas públicas y estrategias debidamente estructuradas desde los distintos niveles de gobierno.
Al respecto, Olinda Silvano, artesana de la etnia Shipibo-Konibo, presidenta de la Asociación “El Ayllu”, señaló que frente a esta preocupante situación deben implementarse programas de capacitación y espacios para dar mayores oportunidades a los artesanos. “Así el Estado estará aportando más a favor de la cultura que vive gracias a los conocimientos ancestrales de las diferentes etnias, los cuales son la memoria del país. Nosotros transmitimos estos conocimientos e identidad cultural a nuestros hijos, a través de nuestro arte, nuestros cantos y nuestras pinturas”, subrayó.
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Por su parte, Germán Guillén, calificó esta situación como crítica y compleja, pues está afectando la condición como persona y como empresario de todos los artesanos. En tal sentido, argumentó que la Ley del Artesano no es difundida desde todos los niveles de gobierno para que los propios beneficiarios y la sociedad la conozcan, teniendo en cuenta la pluriculturalidad del país.
Además, señaló que no hay suficientes ferias regionales o locales establecidas de manera periódica o calendarizadas en las regiones, y que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) no coordina con los gobiernos regionales y locales. “No obstante ello -resaltó- los artesanos mantienen su capacidad de producción artística y cultural. El problema está en que no hay mercados para colocar sus producciones”, acotó.
Fue enfático en manifestar que los gobiernos regionales poco o nada hacen por la cultura o por la artesanía, salvo aquellas, muy pocas, donde se realizan actividades turísticas como Cusco, Cajamarca, Arequipa o La Libertad.
Respecto a esta situación, el presidente de la Asociación “Pueblos Artesanos”, Rubén Baldeón, afirmó que dicho panorama se torna más preocupante si se considera que hace diez años había cerca de dos millones de artesanos y ahora son menos de cien mil. “Eso se debe a que no hay suficientes mercados para esa cantidad de artesanos, y solo algunos trabajan en ferias. Faltan políticas y acciones más adecuadas, pero que sean sostenibles en el tiempo, no solo actividades intermitentes de corto plazo”, subrayó.
También dijo que la base principal del sector artesanal, el 76%, está conformada por mujeres, siendo la mayoría adulta y adulta mayor, razón por la cual hay una necesidad de sobrevivencia, ya que gracias a ello se podrá seguir mejorando la economía de las familias artesanas, “y para que ese arte no muera, pues cuando una maestra artesana fallece se lleva consigo un gran legado cultural ancestral sobre las técnicas y saberes milenarios”.
La artesanía contribuye en la integración social
La artesanía no solo es un producto, pues, además de ser una actividad económica, sintetiza la identidad de las familias e involucra saberes ancestrales, técnicas milenarias, materia prima e historia. “Es un acto de amor. Los artesanos no solo ofrecen un producto, ofrecen una experiencia cultural sobre cómo lograron hacer un producto tan bello acompañado de un sentimiento de identidad y de afectividad”, resaltó Rubén Baldeón, quien agregó que dicha actividad es ecoamigable, porque no daña el ambiente. “Es una herramienta que nos permite ser felices, porque integra a las familias”, acotó.
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