Caminar desde los Andes hasta la costa del Pacífico es una travesía exigente. Este es un destino para caminatas de largo aliento una ruta para actividades de montaña entre Junín y Lima.
Unir los andes con el mar . El Qhapaq Raymi es una peregrinación en honor al solsticio de verano en el mes de diciembre. Con el motivo de revalorar esta milenaria tradición en honor al Dios Sol que se celebra el 21 de diciembre y difundir el camino andino del QHAPAQ ÑAN, un grupo de avezados caminantes, recordando a los antiguos Chasquis, comenzaron el peregrinaje hoy. , donde recorrerán más el tramo inca desde, Jauja, hasta el oráculo de Pachacámac y culminará en nuestra icónica Playa San Pedro el Sábado 21 de diciembre.
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Precisamente para el solsticio de verano el grupo de caminantes llegará al pueblo de Picapiedra, en Pachacámac, donde se llevará a cabo la entrega de una ofrenda y acto ceremonial en la huaca Cavillaca, frente al mar.
A diferencia de otros años, la caminata unirá Tanta, Yauyos, San Lorenzo de Quinti, Huarochirí, Escomarca, Tintillachi, San José de los Chorrillos, Antioquía, Sisicaya, Cieneguilla, Picapiedra y huaca Candela.
A cargo del gran Felipe, ‘Chaski’, Varela, este tipo de peregrinajes no solo promueve nuestra cultura ancestral sino que abre opciones para volver a mirar los caminos para recorridos pedestres como una alternativa de turismo sostenible y el turismo ecológico y rural.
En ese sentido el Qhapaq Raymi une pueblos, cultura, biodiversidad, productos y, lo más importante, genera solidaridad. Desde hace algunos años atrás, la caminata es libre, e invita a todos a participar. Algunos pueden plegarse y acompañar, por algunos tramos inclusive si es que llega a faltar el aliento.
Ahora que retomamos las sendas turísticas, un recorrido así para los más aventureros es una delicia. Además de caminar en Jauja podemos hacer una parada para visitar los complejos arqueológicos Tunanmarca y Shutuy Malca. Las lagunas de Paca y Chocón, donde si la suerte acompaña, y los dioses tutelares lo permiten, es posible avistar a las parihuanas.
Más de tres milenios han pasado y los caminos incas siguen existiendo. La red caminera más grande de América ha sorteado el tiempo y el olvido, sin duda se debe al trabajo de nuestros antepasados que se preocuparon por desarrollar conocimiento de su propia geografía y tecnología.
Por supuesto, pasar tiempo en la naturaleza es lo mejor para nuestra salud, máxime ahora que la crisis sanitaria nos empuja a evitar los sitios cerrados. Aquí tenemos un buen plan para desconfinar seguros en esta reapertura, menos bares, menos cine, más montaña.
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