Fundada en 1996 por Miguel Ángel Arellano, la empresa es una de las pioneras en las rutas del circuito noramazónico. Si bien sus itinerarios son variados y diversos, la observación de aves es su producto estelar desde la organización del Birding Rally Challenger en 2012. Conozca más en la siguiente nota.
Texto: Rolly Valdivia Chávez
El turismo fue una de las actividades económicas más golpeadas durante la pandemia. La cancelación de los vuelos y el cierre de carreteras, además de la prohibición de realizar las fiestas populares que atraen a cientos de visitantes a los diversos destinos del país, pusieron al borde del colapso (o llevaron al colapso) a los empresarios, operadores, guías y demás prestadores de servicios.
Si la situación fue crítica en el circuito sur (Cusco, Arequipa y Puno) -el mejor posicionado en el Perú-, no es difícil imaginar la dificultades -aún no superadas- en las rutas emergentes o en las ciudades y pueblos que tienen en celebraciones específicas su principal atractivo, siendo estás el motor que sostiene a gran parte de los involucrados en el desarrollo turístico.
La Semana Santa de Ayacucho y el Carnaval de Cajamarca, son dos casos que encajan como ejemplo a lo citado anteriormente. Esas fiestas, cargadas de tradición y muy conocidas dentro y fuera de nuestras fronteras, no pudieron realizarse en el 2020 y 2021 (Semana Santa) y del 2020 al 2022, en el caso del Carnaval), agudizando aún más los problemas empresariales.
“Casi desaparecemos en la pandemia”, asegura Miguel Ángel Arellano, fundador y gerente general de Cajamarca Travel, una de las operadoras principales del llamado circuito nororitental o noramazónico. Tiempos duros. Sin viajeros ansiosos de conocer las zonas arqueológicas, de admirar los paisajes costeros y de la selva montañosa y de dejarse llevar por el frenesí del carnaval.
También sin la paciente búsqueda y espera de los birdwatcher. La observación de aves es uno de los productos fuertes de Cajamarca Travel, pero la crisis sanitaria mundial, no hizo distinciones entre lo convencional, lo especializado y la aventura. “Muchos no estaban preparados”, agrega Arellano, en referencia al duro golpe que significó la pandemia, tan fuerte que fue como “volver a cero”.
Arellano sabe lo que es empezar de cero. Administrador de profesión, llegó a la ‘industria sin chimenea’ después de darse cuenta de que el Perú, en lo referido a los viajes, era una mina de oro sin explotar. Después de un emprendimiento previo que le permitió relacionarse y trabajar con las empresas top del Perú, crearía en 1996 Cajamarca Travel, con el objetivo de incursionar en el mercado receptivo.
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“Nuestro nicho de mercado sería el turismo no convencional y el desarrollo del norte y el nororiente, porque aquí tenemos un gran potencial, entonces, preferí ser el propulsor, porque lo otro (en referencia al circuito sur) ya estaba hecho”, explica, cerrando su reflexión con una refrán que aplica perfectamente a su caso “más vale ser cabeza de ratón que cola de león”.
Pero el “aprendizaje cuesta”. No es tarea fácil ganarse un espacio cuando compites con los mostros de la industria y, más aún, cuando quieres trabajar nuevas rutas y destino no consolidados; pero él lo hizo, con tenacidad y persistencia, lo hizo. “Soy muy exigente”, asevera, después de detallar una de las claves de su éxito: “yo quiero atender, como me gustaría que me atiendan”.
Su filosofía empresarial funcionó. Cajamarca Travel, que empezó a operar en el lobby de un hotel, ha contribuido a dinamizar el turismo en las regiones del nororiente del país que “siguen estando postergadas”. Al recordar sus inicios, Arellano, refiere que “no teníamos ni una patineta, pero ahora tenemos una flota de vehículos”.
Kilómetro cero. Qué hacer ahora. “Así como nosotros, todo los países del mundo quiere vender turismo para reactivar el sector. El problema -revela- es que aquí no hemos tenido los suficientes recursos. Otros países han invertido y mejorado su infraestructura durante la pandemia. Nosotros no hemos hecho mucho, a pesar de que tenemos todo para salir adelante y ser una potencia”.
Tiempo de despertar y de volver a las rutas. La situación empieza a mejorar. “Las operadoras empiezan a confirmar la llegada de grupos de observadores de aves”. Eso alegra a Arellano. Su empresa ofrece diversas opciones, tanto para los birdwachter interesados de ver especies día y noche, como para aquellos que tienen afición por la avifauna, pero desean conocer el aspecto cultural e histórico.
En la variedad está el gusto, recurriendo nuevamente a un refrán que, en este caso, aplica para Cajamarca Travel y todos los destinos en los que Arellano y los profesionales que trabajan con él, son los perfectos anfitriones porque atienden a los pasajeros, como a ellos les gustaría ser atendidos.
