Buenos días y noches en el Hotel Sol de Belén, un alojamiento confortable, tranquilo y sosegado en el Centro Histórico de Cajamarca. Una excelente alternativa para explorar los atractivos de una ciudad que impresiona por su arquitectura colonial, su sol querendón y la amabilidad de su gente.
Texto: Rolly Valdivia Chávez
El viaje había sido largo, azaroso, kilométrico. La lluvia, la niebla y el frío marcaron el camino carretero hacia Cajamarca. Llegué de la provincia de Jaén bien entrada la noche y la ciudad me recibía entre bostezos o dormida. Solo unos cuantos insomnes peregrinaban festivamente por las calles, en busca del parpadeo cómplice o tentador que los mantendría despierto hasta el amanecer.
No seré uno de ellos. Solo quiero llegar y descansar. Recargar energías en un ambiente sosegado para seguir explorando los rumbos de historia, naturaleza y aventura de una región célebre por su carnaval, pero que más allá del colorido y algarabía de esa fiesta -la más alegre del Perú, como suele decirse- tiene una serie de interesantes destinos que justifican más de un viaje.
Lo sé por experiencia propia. No es la primera vez que visito esta tierra, aunque sí es la primera vez que me hospedaré en el hotel Sol de Belén. Lo conozco. He visto su fachada blanca y sus bonitos balcones. Es imposible no verlo cuando se visita la ciudad. La razón: está al frente de la iglesia y plazuela de Belén, uno de los lugares emblemáticos de esta urbe, ubicada a 2750 metros de altura.
Localizada en el corazón del Centro Histórico y a solo unos pasos de la Plaza de Armas, Belén -erigida con cantería tallada artesanalmente durante el siglo XVIII- es la muestra “más representativa del arte barroco colonial y la más bella muestra arquitectónica de la ciudad. Su fachada no tiene torres, pero esta adornada con columnas y arabescos de singular hermosura y complejidad”.
Así es descrita esta joya colonial en la web de la Municipalidad Provincia del Cajamarca. Un encantador espacio urbano que se complementa con los ambientes del antiguo hospital Nuestra Señora de la Piedad y una apacible plazuela a la que volveré, pero no solo con la intención de recorrer el conjunto arquitectónico sino en la búsqueda de tranquilidad, confort y atención esmerada.
Silencio en la noche
Llegar a un hotel cerca de la medianoche puede ser un asunto complicado. Puertas cerradas que no se abren con prontitud, recepcionistas somnolientos o adormilados bajo gruesas frazadas o ruidos estruendosos que no permiten conciliar el sueño. Nada de eso ocurriría en el Sol de Belén, donde fui recibido con amabilidad y pulcritud, cumpliéndose, además, todos los protocolos sanitarios.
Un presagio de que tendría una excelente estadía en ambientes serenos y silenciosos. Aquí conciliaría el sueño con facilidad, no solo por mi cansancio viajero sino por la cálida atmósfera de una habitación en la que no se filtraba ningún resquicio de luz. Eso es lo que quería, lo que buscaba, lo que encontré durante esas dos noches en las que, en algunos aspectos, me sentí mejor que en casa.
Quienes vivimos atormentados por la contaminación sonora urbana, apreciamos particularmente el silencio. Dormir y despertar sin ruidos molestos taladrando tus oídos es un verdadero lujo, un lujo del que disfruté plenamente, haciendo más grata mi estadía. Sucede lo mismo con su estratégica ubicación, ideal para conocer los principales atractivos urbanos y rurales.
Pero no nos adelantemos. Antes de explorar las calles para conocer la Catedral, el Cuarto del Rescate, el mirador de Santa Apolonia, o de enrumbar hacia los famosos Baños del Inca, la laguna San Nicolás en Namora, la siempre llamativa Granja Porcón o a la hacienda La Colpa, donde la vacas lecheras son llamadas por sus nombres, es necesario congraciarse y agasajar al paladar.
Más Rumbos:
Despertar. Hora del desayuno. Abandonar el cuarto -cortinas blancas, paredes cremas y ocres, televisión por cable, buena conexión a Internet y un escritorio ideal para trabajar antes de dormir-. Dirigir mis pasos hacia el comedor. Cruzar el patio flanqueado por construcciones modernas de tres pisos. Allí están las habitaciones simples, dobles y triples. Estas son ‘invisibles’ desde el exterior.
Afuera, la fachada conserva las armónicas y tradicionales líneas arquitectónicas del jirón Belén, una vía peatonal con casonas de paredes blancas, pórticos de piedra, farolas, techos ‘vestidos’ con tejas coloradas, además de ventanas y balcones de madera. Ese aire de pasado le da un toque especial que invita a ingresar a su amplia e iluminada recepción, donde el nombre del hotel resalta con letras doradas.
El comedor. La mesa del bufé ya está servida, siempre bien servida y con sus detallitos cajamarquinos: manjar blanco y las incomparables rosquillas. Es imposible comer solo una. Son adictivas. Así que me doy el gusto y repito, una, dos, varias veces. Total, estas delicias no se comen todos los días, bueno, excepto cuando se es huésped del Sol de Belén.
Eso sí, si uno se excede con las rosquillas, el pan, las frutas y los huevos del desayuno, puede ejercitarse y redimirse de ese pecadillo alimenticio, pedaleando en las bicicletas estacionarias o haciendo diferentes rutinas de ejercicios en el gimnasio. Usted elige si lo hace antes o después de sus andanzas turísticas o empresariales en Cajamarca.
Voy por la primera opción. Estoy en la ciudad para redescubrirla. Una grata misión a la que me aboco con entusiasmo, pasión y la certeza de que, al volver al Sol del Belén, el hotel de tres estrellas al que arribé en una noche en la que me acorralaba el cansancio, me sentiré tranquilo y relajado, como en casa o, tal vez, un poquito mejor que en casa, con el perdón de mi familia.
Ellos me entienden. Ellos saben a qué me refiero. Si usted también quiere entenderlo, sentirlo y vivirlo ya sabe en donde tiene que hospedarse cuando visite Cajamarca. La invitación está hecha.
En Rumbo
Dirección: jirón Belén 636, Cajamarca.
T. (051) 76-362196
Cel. 943 773 549
Informes: informes@hotelsoldebelen.com
Reservas: reservas@hotelsoldebelen.com
Eventos: eventos@hotelsoldebelen.com
Facebook: www.facebook.com/hotelsoldebelen/photos/?ref=page_internal
El dato: Sol de Belén cuanta también con un centro de convenciones con toda la infraestructura para realizar diversidad de eventos en un ambiente elegante, seguro y confortable.