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Experiencias rurales para una Semana Santa en Huancavelica

  • Después de uno de los veranos más calientes que se recuerdan, Huancavelica se prepara para celebrar la Semana Santa con un buen repertorio de lugares que deben estar presentes en los próximos días santos.

El ecoturismo ha generado un empalme perfecto entre el viajero y la naturaleza. Sobre todo, en estos tiempos. Es la perfecta excusa para descubrir el patrimonio de un pueblo y, por ende, la necesidad de su conservación. Un modelo así es el que busca la región de Huancavelica para sus atractivos turísticos.

El turismo interno y rural se ha propuesto convertir este 2023 en el año definitivo para impulsar nuevos hábitos viajeros, y las siguientes experiencias en Huancavelica por Semana Santa bien lo confirman.

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Elaborar queso o yogurt y comer un ceviche andino en Moya  

La gastronomía funciona como un cebo a la hora de ahondar en las raíces de un territorio y potenciar la visibilidad de productos de Km0. En Huancavelica, se puede ir más allá de los paisajes de alto contraste andino y la campiña para fundirnos con experiencias de sembríos, producción de animales menores y como la elaboración del queso, yogurt, manjar blanco, helados y otros derivados lácteos

Huancavelica comienza a apostar por la agricultura orgánica y a reparar en su biodiversidad alimentaria. Eso se aprovecha para promover el turismo de base comunitaria. Quinua, olluco, mashua, maca, oca, palta y otros frutos son tesoros que tiene el distrito de Moya, con sus campos pródigos de frutas y criaderos de truchas que se saborean a la parrilla o en ceviche en las fincas locales.

Un nutrido recorrido que es a la vez la recuperación del patrimonio alimentario puede sorprender en la Finca Landeo`s, – como en otras tantas que hay en el camino –  sus variedades de quesos y derivados lácteos son un flechazo directo al paladar.

En este valle se preservan al menos 300 variedades de maíz y 1500 de papas nativas. Todo un tesoro.

Dormir en un huerto 

Dormir en un alojamiento convencional ya no es la única opción, especialmente en un momento en que la naturaleza se presta al mejor manto de sueños: la vida de huerta, casas de campo y hasta la posibilidad de acampar en un huerto.

En la localidad de Cuenca, las casas antiguas  corren el riesgo de ser derruidas por la modernidad.  Si bien existen muchas posibilidades de reinvención, en la casa de Doña Haydee y algunos de sus vecinos se gesta una. Se trata de alojamientos rurales. Si siempre quisiste dormir con el olor a jazmín o del anís en el pan matutino y el trino de las aves de fondo, en Cuenca las casas de los vecinos suelen tener la disponibilidad para alojar a turistas. 

Termalismo en el Mantaro

No muy lejos de ahí, en un paraje con pozas que invitan al relajo y postales inspiradoras del Mantaro, están Emilia, Estela y Edna. Las tres pozas de  aguas volcánicas subterráneas que no son calientes, pero tampoco frías. Aunque sí muy relajantes. Por aquí y por allá hay pozas termales y por eso a este sector se le conoce como Aguas Calientes de Cuenca. 

A todo pedal por la ruta de las aguas turquesas

Las pozas de Aguas Calientes están en las afueras del núcleo urbano de Cuenca y en una de las empinadas márgenes de la carretera Huancayo-Huancavelica, asi que siempre puede ser una parada para los que van y vienen por esa vía.

Pero es la ruta de la Cuenca de las Aguas Turquesas, la que puede prometer un fascinante itinerario pedalero en los distritos de Vilca y Moya. Una bici en estos parajes sería ideal para fomentar nuevas formas de coexistir en la naturaleza.

Fuentes, pozas o manantiales que se descubren por aquí y por allá. Merecen el paso lento para dar espacio a la perplejidad. Asi que una parada en las Aguas de Huachacora para corroborar su mágica influencia:  Las aguas que propician amores o aseguran el retorno son un clásico. Algunas voces dicen que estas aguas además producen sabiduría.  Sorbito de rigor.

Más allá, parcelas de duraznos, nísperos y guindas (capulí) a un lado del impoluto río Vilca de un turquesa tan espectacular que pareciera pintado en el paisaje. Su sinuoso cauce conduce hacia los baños termales de Ayhuicha, a pinturas rupestres, a varias cuevas cercanas, a la observación de aves locales y al disfrute de un clima extraordinario. Esta es una forma de descubrir nuestro territorio de una manera diferente.                                                                                  

Vestigios incas

Pocos saben que en los cimientos de la iglesia San Juan Bautista de Huaytará reposa el edificio construído por el Inca Túpac Yupanqui durante la conquista de los chinchas. Y pese a haber sufrido tres incendios (1894, 1914 y 1938), los tallados del sillar rojizo que utilizaron en su edificación, siguen luciendo su antigua prestancia. A 4 minutos de la plaza de la localidad de Huaytará, la iglesia sorprende en su interior así como también lo hacen la arquitectura prehispánica que aún se puede notar. 

 En la misma provincia y a 20 kilómetros se encuentra una ciudadela considerada como el pequeño Machu Picchu de la sierra central. Se trata de Incahuasi (Casa del Inca). Imponente con sus muros de piedras, portadas, plazas, escalinatas, inti huatana, casa de las escogidas y baños del inca. Este fue un lugar de culto a la Pachamama, al dios sol, el agua, la lluvia.

La ciudadela está escondida en la ruta de los Libertadores y se trata del sitio arqueológico más importante de esta región. Imperdible

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