El secreto mejor guardado de Colombia
17 km cuadrados de paraíso definen esta isla colombiana. Cuna del Parque Nacional Natural Old Providence y McBean Lagoon para su preservación, en ella destaca la ausencia de grandes cadenas hoteleras o lujosos resorts de playa. Resulta fascinante desembarcar en su puerto y disfrutar de esa sensación de llegar a lo que en nuestros sueños es una verdadera isla, ese pedazo de tierra sobre un inhóspito mar turquesa. De hecho, aquí está prohibido construir más de dos alturas o edificios sobre dimensionados. Predominan las casitas de colores y la arquitectura caribeña con mucha influencia europea.
Es una isla envuelta en perfecta calma, en la tranquilidad de la naturaleza pura, ideal para pasar unos días alejado de la rutina y la humanidad. Y es que llegar no es sencillo. Precisamente ese aislamiento es lo que ha hecho que su belleza natural se conserve casi intacta incluso a pesar del último huracán. Solo hay dos formas de acceso: en pequeños aviones que parten desde la isla de San Andrés, como los de Satena, aerolínea colombiana con gran trayectoria, que cuenta con 3 vuelos al día hacia y desde la isla. La otra opción es vía ferry, pero el estado del mar y las horas de viaje marcan una gran diferencia.
La opción aérea no sólo es la más cómoda, es también un vuelo panorámico que permite admirar el famoso Mar de 7 colores. Las aguas que rodean Providencia incluyen una singular paleta de tonalidades entre azul y turquesa que hacen de su mar un espectáculo visual. Este mismo mar baña playas de fina arena blanca las cuales están rodeadas de una fantástica vegetación y en las que se puede disfrutar sin aglomeraciones ni ruidos.
MÁS RUMBOS :
Si lo bueno viene en formato pequeño, Providencia es un claro ejemplo, pequeña pero hermosa. Se puede recorrer en poco tiempo alquilando un carrito golf haciendo escalas en las playas que te dan diferentes perspectivas de la isla. De hecho, uno de los rincones más curiosos es el Puente de los Enamorados, un puente colgante de madera y 100 metros de longitud que une Providencia con la isla vecina de Santa Catalina.
The Peak es el punto más alto de la isla. Con tan solo 360 msnm, conquistar su cumbre toma casi dos horas, atravesando el ultimo bosque seco tropical de las Antillas. Se recomienda hacerlo lo mas temprano posible. La vista es la mejor recompensa, un cuadro pintado por la naturaleza.
Playa Manzanito es uno de los rincones más conocidos, para algunos la más bella de Providencia, con 300 metros de longitud y unas hermosas aguas cristalinas. Playa Agua Dulce es una pequeña caleta casi al pie de la pista muy cerca al pueblo, ideal para hacer un picnic de mediodía. En la playa de Bahía Suroeste se pueden disfrutar de relajantes siestas al vaivén de hamacas al calor de fogatas y de impresionantes atardeceres.
Cayo Cangrejo es la joya de este Parque Natural. A tan solo 10 minutos de la costa, su vegetación cubre la roca y componen una postal de ensueño. Con suerte uno es testigo del nado de tortugas marinas y cardúmenes de peces multicolor. Un corto paseo de 30 metros hacia arriba permite conquistar la cumbre y cumplir el ansiado sueño de sentirse en tu propia isla. El paisaje es simplemente único, tal vez difícil de describir cuando tus ojos se sienten dentro de las páginas de un catálogo de viajes.
Cabeza de Morgan y Fort Bay son las dos atracciones de Santa Catalina. Fort Bay es una pequeña playa de agua esmeralda de donde se puede tomar una embarcación artesanal y visitar la formación rocosa que simula ser la cabeza del famoso Pirata Morgan.
La belleza de Providencia no solo está en la tierra, su mar esconde verdaderas maravillas, un paraíso para los amantes del submarinismo. El arrecife de coral, con sus cuevas, escalones y grietas es todo un reto para los amantes de los deportes subacuáticos.
Los 5 imperdibles de Providencia
- Degustar las delicias que prepara Becky, especialmente sus empanadas de langosta. “Miss Ros Kitchen” es el lugar ideal para saborear la gastronomía local a través de recetas originales y un ambiente hogareño.
- Preguntar por Paul, un musico adoptado por la isla, que toca en diferentes lugares de Providencia. Sus melodías caribeñas y de reggae son la banda sonora perfecta para este viaje.
- Buscar a Joel en “La Sirenita” a la hora del sunset y probar su versión del Mojito o la Piña Colada. Pasar del mar a la fogata en uno de los mejores spots de la isla.
- Alquilarle a Juani una “Mula” como se les llama a los carritos de golf y recorrer la isla de punta a punta para visitar cada una de sus playas.
- Contratar a un pescador local para recorrer la isla desde el mar para bucear y/o hacer snorkeling en sus aguas cristalinas.