Por Revista Rumbos
Lima, nuestra querida Ciudad de los Reyes, no solo es la capital del Perú, sino también un mosaico de historias y leyendas que merecen ser redescubiertas. En su aniversario, te invitamos a conocer detalles fascinantes que conectan a la ciudad con su pasado prehispánico y colonial.
El origen del nombre «Lima»: más que un río hablador
Aunque muchos creen que Lima toma su nombre del río Rímac, la verdad es más compleja. En tiempos prehispánicos, el valle del Rímac era habitado por el señorío Ichma, que veneraba al dios Rímac, un oráculo que «hablaba» a través de sus sacerdotes. Esta pronunciación derivó en “Limac”, transformándose en “Lima” con el paso del tiempo. Otra teoría sugiere que podría estar relacionado con la flor “Limac-Huayta”, usada para estimular el habla en niños.
Las huacas: testigos del tiempo
Con más de 430 huacas registradas, Lima es un museo viviente. Estas pirámides no solo fueron centros religiosos, sino también políticos y sociales. Huacas como Pucllana, Mateo Salado y Huallamarca destacan por sus historias, incluyendo la de sacerdotisas de élite que lideraban cultos a diosas femeninas. Muchas huacas están abiertas al público el primer domingo de cada mes, ofreciendo una oportunidad única de conectarse con este legado.
Las calles del Centro Histórico y sus nombres coloniales
Antes de 1862, cada cuadra del Centro Histórico tenía un nombre pintoresco como «Afligidos», «Comesebo» o «Pileta de las Nazarenas». Aunque la modernización reemplazó estos nombres por jirones numerados, muchas placas aún conservan su denominación original, evocando historias y leyendas del pasado limeño.
Las casonas que guardan historias
Lima también es conocida por sus casonas históricas, como la Casa de Aliaga, habitada por 16 generaciones, y el Palacio de Torre Tagle, famoso por sus balcones de madera tallada. Cada una de estas edificaciones es un testimonio de la opulencia virreinal y las transformaciones de la época republicana.
Los pregones y sabores de una Lima antigua
En la Lima antigua, los vendedores ambulantes marcaban el ritmo de la ciudad con sus pregones. Desde tamales y humitas hasta los famosos helados de piña, cada pregón era una melodía que le daba vida a la ciudad. ¡No por nada se le llamaba «la ciudad mazamorrera»!
Este aniversario, redescubre Lima y su historia. Desde sus huacas hasta sus casonas, cada rincón tiene un relato que contar. ¡Explóralo y celebra su legado!
