Conoce más sobre el primer centro de acopio de tecnopor en América Latina que está innovando a favor del medio ambiente mediante tecnologías enfocadas al reciclaje. Todo una maravilla.
El envase de tu pollito a la brasa, el vasito del café que te mantiene calientito o el empaque que viene al sacar tu nuevo televisor. No importa la forma o el tamaño, si está hecho de tecnopor entonces puede reutilizarse y convertirse en algo útil como una regla, una pluma o hasta un marco para tus fotos de viajes.
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Esa es la intención de Rennueva, el primer centro de acopio de tecnopor de América Latina, creado hace algunos años atrás por estudiantes mexicanos de la UNAM con el fin de reducir hasta el 90% de la huella de carbono del uso de este material tanto insalubre como sobrante.
El proyecto surgió debido al uso desmesurado del poliestireno expandido, la cual causa graves daños al ecosistema marino cuando son desechados diariamente. Cada año, en México se producen más de 350 mil toneladas de unicel (llamado así en este país), las cuales liberan sustancias que destruyen la capa de ozono y solo el 1% es reciclada por lo que el resto llega a los rellenos sanitarios donde demoran más de mil años en degradarse.
Pero el problema no solo es de México. En Norteamérica ya existen 70 ciudades que prohíben su uso. “No somos conscientes de lo que cuesta nuestro estilo de vida. No somos conscientes del costo que tiene la naturaleza para que podamos usar zapatos o platos desechables. Lo seguimos haciendo porque no queremos cambiar nuestro estilo de vida”, expresó Héctor Ortiz, uno de sus creadores, al diario El País.
Algo similar sucede en las costas tacneñas de nuestro país. Y es que el último año estos lugares paradisiacos han estados invadidos por restos de tecnopor, lo cual motivó a las autoridades a realizar jornadas de limpieza en las playas, sin embargo en el mar este material sigue acumulándose en grandes islas de basura y, en el peor de los casos, adheridos a los crustáceos que provendrían de aguas más cálidas del Pacífico.
A su turno, Irene Hofmeijer, fundadora y directora de Life Out of Plactic, advertirís hace dos años que los envases de este material liberan sustancias tóxicas (el estireno) que al estar en contacto con un alimento o bebida caliente, se convierte en un plástico inestable y que podría afectar nuestro sistema nervioso, además de ser causante de cáncer.
En respuesta, estudiantes mexicanos de la UNAM fabricaron una máquina para reciclar polímero y transformarlo en objetos de uso como escuadras, ganchos de ropa y entre otros objetos más. ¿Fascinante no? Esperemos que esa iniciativa rebote en nuestro país. Hasta entonces, evitemos contaminar desde casa. Dile no al tecnopor.
El dato:
Mayor información de Rennueva en el siguiente enlace.
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