Ubicado en una zona privilegiada por sus parajes verdosos, diversa fauna y a orillas de la laguna Los Milagros, este lugar guarda una joya deportiva buscada por todos los amantes de la adrenalina de la región.
Para enrumbarse a los deportes extremos que guarda este lugar, primero hay que surcar la laguna Los Milagros, un área de 40 mil metros cuadrados que alcanza profundidades de hasta 8 metros, hacer trekking por unos 20 minutos por caminos secos, repletos de barro o impresos de plantas, algunos senderos angostos y anchos rodeados de árboles, mientras oyes el sonido de las abejas de los panales y el trinar de las aves.
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Dicen que el recorrido debería durar entre 25 a 30 minutos por lo general, pero es el aventurero quien marca la pauta según su ritmo cardíaco. Pero, asegura el guía, personas de todas las edades han hecho esta ruta sin percance alguno.
Si eres enclenque y poco deportivo, algo subido de peso y poco aventurero, importa poco. Todo aquello importará poco cuando veas el menú que promete, por cierto, más que aventura y una cuota de arrojo: Entonces hay que pensarlo un poco, pero no mucho, para arrojarse por uno de los canopy, más largos del Perú y el segundo de Sudamérica.Respirar profundo cuando se sube hasta el mirador el Beso del Viento, o realizar el triple salto del tigre, que no es una morisqueta circense sino un descenso vertical al vacío de 25 metros.
Imagína deslizarte raudamente por 1000 metros de largo y 150 de profundidad. Te pones el arnés, el casco, todos los implementos de seguridad y a volar sin nigún temor alguno durante un kilómetro entero.
Los gritos se dividen en tres: el del miedo inicial, que termina en no más de dos minutos. El placentero, que más parece un alarido analgésico y el exagerado, que se asimila al aullido de un chimpancé que se balancea por los árboles. En menos te das cuenta, estarás encima de parajes verdosos y árboles fornidos, cuyo retrato parece una pintura al óleo.
La velocidad del recorrido varía del empuje o de tu peso. Si por algún motivo te quedas a mitad del recorrido o no tan cerca del final, uno de los encargados se acercará a impulsarte hasta la línea final.
El trayecto es tan largo que el grito no alcanza durante todo el vuelo. La historia se retuerce: los menos aventureros terminan gritando de la emoción y los más temerarios se quedan apreciando el paisaje. Otras personas, menos explícitas y reservadas, se guardan el grito pero terminan con la sensación de haber tomado planeado por el aire. El grito no sale a flote, pero una leve sonrisa se escapa de sus rostros.
Si el canopy no es suficiente, puedes seguir la ruta unos 10 minutos más, pasar un puente colgante, un callejón que atraviesa un cerro y subir aferrándote a unas cuerdas para llegar al mirador Beso del Viento. Si al final te quedas con la sensación de haber desfogado todo, te darás cuenta que es más que adrenalina: también es plenitud.
En rumbo
Km 22 carretera Fernando Belaunde Terry, Los Milagros, Aucayacu, Tingo Maria. A media hora del centro de Tingo María.
Costo: S/ 70
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