En los valles andinos que se extienden alrededor de las colosales nevados en Áncash, brillan Chiquián y Huasta, dos entrañables pueblos de la provincia Bolognesi que nos invita a conectarse con el campo y disfrutar de sus bellos paisajes.
Chiquían es el reflejo de un destino de ensueño que solo se compara con el paraíso. Un paraíso difícil de encontrar en otro rincón del Perú: un lugarcito al pie de hermosos nevados y sin manchas en el firmamento. Por eso, no es extraño escuchar que sus mismos pobladores la llamen el ‘Espejito del cielo’.
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Si has decidido incluir este destino poco conocido por los turistas nacionales, debes saber que la mejor época de conocerlo es de abril a noviembre, sobre todo si planeas continuar el circuito de Huayhuash, al cual querrás llegar sin pasar por ningún contratiempo.
Aclarado eso, despídete de la costa peruana y de sus atractivos invernales que se van alejando a medida que avanzas al norte. Adiós Lima, Huaral, Végueta, Barranca y Pativilca. Bienvenido Huaraz, donde la única manera de mantenerse caliente ante las inclemencias de la altura es con un matecito de coca o un sustancioso caldo de gallina. ¡Uf! Más que suficiente para continuar el viaje por un desvío que llega hasta la zona de Conococha. Allí empieza la aventura.
De pronto, como si no bastara con admirar campos parchados y campiñas que se alzan al lado del río Aynín, aparece por arte del apu un bello pueblo con casas de adobe y tejados rojos. Aquí la naturaleza luce orgullosa sus áreas verdes, algo que no se ve muy seguido en las postales: puñados de eucaliptos frente a espléndidos nevados.
La pequeña ciudad de Chiquián se ubica en la provincia de Bolognesi. Es su capital debido a que en sus tierras se alzó una de las primeras ciudades coloniales de la zona ancashina. Muy apartado de las grandes urbes, es difícil no aprender amar a la naturaleza después de varios días de estadía en este pueblito agricultor y quesero.
Pero no solo su tranquilidad fascina a los turistas, este lugarcito llama la atención de varios visitantes por uno de sus principales atractivos: la Reserva Natural de la Cordillera de Huayhuash, declarada así hace 15 años.
Son sus imponentes montañas muy codiciadas por expertos escaladores que no dudan en recorrerlas. Alrededor de seis montañas la conforman y se erigen a más de 5.000 m.s.n.m. Todo un reto para los viajeros, pero no imposible.
Inolvidable Huasta
Luego de que te animaras a poner a prueba tu resistencia en Huayhuash, realiza un giro a tu viaje rumbo a Huasta. En este lugar, además de los nevados y lagunas encantadas, hay bosques de quenuales donde la vida se disfruta mejor.
También situado dentro de la provincia Bolognesi, es quizá esta ciudad una de las más privilegiadas de la región. Así como su rica historia colonial, este pueblo consta de baños termales que relajan el cuerpo y zonas arqueológicas que invitar a viajar al pasado.
En Huasta la historia del Perú está a la vueltita de la esquina, basta con pasear por sus calles empedradas que responden a nombres como Grau y Bolognesi, dos héroes de la guerra con Chile. O tal vez, solo hay que visitar la iglesia de Santo Domingo para escaparse un momento de la coyuntura política y regresar al virreinato.
Eso sí, no vaya a olvidarse de escalar los nevados de Chaupijanca, Solitajanca, Paria o Puntahuaye, fascinantes escenarios que van de los campos a la nieve. Aunque preferirá, entre otras opciones, optar por la pesca deportiva en la laguna Juitucocha.
No hay más que decir. Si ya se entusiasmó con las descripciones de estos pueblos, entonces no le queda más que marca una fecha en su calendario, preparar la mochila y viajar a Áncash.
En Rumbo
Para llegar a Chiquián desde Lima son siete horas de viaje. Una de las agencias que va hasta la capital de Bolognesi (Áncash) es Cavassa.
Si desea ir a Huasta, primero debe llegar a Chiquián. Luego tome las combis que están alrededor de la plaza de Armas de Chiquián. Precio: tres soles.
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