No hay dudas sobre la importancia de proteger el mar del norte peruano, sin embargo, la propuesta para establecer un área protegida en la zona se mantiene estancada.
Por Silvana Baldovino
Hay propósitos que demandan persistencia, unidad y mucha, mucha paciencia. Un claro ejemplo es la ansiada protección y conservación de la biodiversidad del mar peruano al norte del país. Desde hace aproximadamente diez años, pescadores, biólogos, autoridades, ambientalistas, gremios hoteleros y de restaurantes, negocios locales, entre otros, promueven el establecimiento de una reserva nacional que sería beneficiosa para todos los mencionados y, sobre todo, para nuestros recursos naturales.
A lo largo de los años, esta iniciativa se ha transformado en propuestas específicas que fueron cambiando de nombre. De Mar Pacífico Tropical pasó a llamarse Mar Tropical de Grau, pero el objetivo siempre fue establecer una reserva nacional en el norte del país, un área que comprendería cuatro sectores prioritarios para su conservación: Isla Foca, en representación de un ecosistema insular; Cabo Blanco – El Ñuro, del ecosistema de arrecifes rocosos; los Arrecifes de Punta Sal, de ecosistemas de arrecifes rocosos totalmente tropicales; y, finalmente, el Banco de Máncora, en representación de un ecosistema asociado a montañas submarinas.
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La riqueza de esta área, la necesidad de su protección, su contribución a la conservación de los recursos marinos, y sus aportes al desarrollo sostenible del país en los sectores de pesca, turismo y recreación son evidentes. Sin embargo, en el lugar también se identifican otros derechos, materializados en la actividad de hidrocarburos, ya que existen lotes petroleros concesionados mediante contratos de exploración y de explotación en el área propuesta.
Son diversas e históricas, a lo largo de estos diez años, las discusiones sobre si la propuesta del área protegida afectará el aprovechamiento de hidrocarburos. ¿La reserva nacional afectará la exploración y explotación petrolera en la zona? No, la ley y la Constitución exigen que se respeten los derechos preexistentes, es decir, aquellos que se otorgaron antes de establecida la reserva. ¿Permite nuestra legislación que la actividad petrolera coexista con un área natural protegida, en este caso, una reserva nacional? Sí. La Ley de Áreas Naturales Protegidas permite que ambas actividades coexistan, aunque exige a ambas el debido cumplimiento de los estándares ambientales aplicables a cualquier empresa de alto nivel.
Si bien las respuestas son claras, seguimos dando vueltas a estas mismas preguntas. Al menos cuatro ministros han declarado la protección de esta zona como prioridad; sin embargo, aún no se concreta.
¿Quiénes se oponen a proteger una zona que ha sido reconocida mundialmente por su riqueza? Es un triunvirato de poder el que bloquea, limita y se opone al establecimiento de esta importante área: el Ministerio de Energía y Minas (Minem), Perupetro y la Sociedad Nacional de Hidrocarburos. Durante diez años se ha explicado con pruebas científicas la necesidad de proteger esta zona, sin embargo, estas instituciones siguen sin mostrar ningún cambio en su postura.
El establecimiento de esta área protegida no expulsará la actividad petrolera, no quitará derechos a las empresas. Lo que se busca es la coexistencia. Es cierto que deberán modificar su actuar y ser más responsables en cada una de sus actividades, pero ¿acaso no vale la pena? ¿No deberían ser ellos los más interesados en que se evidencie la coexistencia? ¿No están estas empresas en capacidad de mostrar sus altos estándares de responsabilidad ambiental?
Debemos tumbar esa pared entre Minem y el Ministerio del Ambiente (Minam), sector petrolero y sector hotelero, conservación y petróleo. Mientras no lo hacemos, nuestros recursos sufren y nuestro mar queda sin protección. ¿Será que tenemos que esperar diez años más para que se llegue al entendimiento?, ¿será que el triunvirato en algún momento dejará de bloquear esta propuesta y entenderá que todos los recursos naturales son valiosos y que ninguno es más importante que otro?
Mientras esperamos una decisión firme y consensuada, la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau seguirá esperando, así como millones de peruanos que soñamos con su establecimiento. No olvidemos además que nuestro país solo ha protegido 0.5% de su territorio marino pese a que nos comprometimos conservar como mínimo el 10% ante Naciones Unidas. Si bien para llegar a esta meta también existe otra propuesta en espera: la creación de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, debo decir que me niego a renunciar a la posibilidad de contar, también, y en un corto plazo, con la Reserva Nacional Mar Tropical Grau
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