Debido a su incansable lucha contra la minería legal e ilegal dentro de bosques amazónicos, así como otras actividades que deforestan y atentan contra territorios ancestrales, Alessandra Korap, lideresa indígena del pueblo munduruku, obtuvo el Premio Golman, el galardón ambiental más importante a nivel internacional.
El Premio Goldman, denominado también como el “Premio Nobel Verde”, reconoce a los héroes ambientales de África, Asia, Europa, Islas y Naciones Insulares, América del Norte y América del Sur y Central, quienes realizan esfuerzos significativos para proteger y mejorar el ambiente, a pesar de que ello a veces significa un gran riesgo personal.
Alessandra Korap, de 38 años, es parte del pueblo Munduruku de Sawré Muybu, estado de Pará (Brasil). Es presidenta de la Asociación Indígena Pariri, que apoya a las comunidades de la región del río Tapajós. Antes de liderar la resistencia de su territorio, esta lideresa indígena trabajó como maestra y, durante la última década, se involucró en la lucha contra la deforestación, el desarrollo hidroeléctrico y la contaminación del río Tapajós.
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“Inicialmente, encontró una fuerte resistencia a que una mujer se involucrara en el movimiento para proteger el territorio, pero persistió y, gradualmente, cambió el paradigma; eventualmente se convirtió en la primera mujer coordinadora de la Asociación Indígena Pariri. En 2018, Alessandra decidió estudiar derecho para representar y proteger mejor a las comunidades munduruku y la selva amazónica de una mayor extracción ilegal por parte de intereses de minería, tala y perforación, y otras amenazas a sus territorios”, señala la página web del galardón.
Los organizadores del premio internacional también resaltan que, de 2018 a 2021, las tasas de deforestación vinculadas a la minería en la Amazonía aumentaron un 62 %, y 2021 tuvo la mayor deforestación de los últimos 15 años. Asimismo, la quema para fines agrícolas, la tala y la conversión de bosques a pastizales han reducido las tierras desprotegidas en los últimos años.
Por otro lado, destacan que, en Brasil, la minería causó casi 3 millones de acres (1.2 millones de hectáreas) de deforestación entre 2005 y 2015. Esto se incrementó, agregan, debido a la política permisiva de Jair Bolsonaro. “En 2019, la administración de Bolsonaro comenzó a tomar medidas sin precedentes para disminuir el cumplimiento de las protecciones ambientales y fomentar la explotación de los recursos naturales en la Amazonía”.