El banco más importante del mundo no alberga millones de dólares: por el contrario, guarda las semillas más importantes para la vida en la Tierra.
Las noches de Svalbard generalmente se iluminan con la luz de auroras boreales. Como parte del archipiélago más importante de Noruega, las noches se revisten con destellos esmeralda que sólo se pueden ver en esas latitudes del planeta. Sin embargo, la isla no está en el ojo de cientos de biólogos por las luces nórdicas.
Por el contrario, en Svalbard se encuentra uno de los centros de seguridad de la biodiversidad agrícola global, ya que alberga el banco de semillas más grande de todo el planeta. En aras de prevenir un cataclismo apocalíptico, un equipo mundial de científicos decidió que ahí se instalara la ‘Nueva Arca de Noé’: el resguardo más ambicioso de especies vegetales de la historia.
Así funciona.
En los albores de un futuro inhabitable
«Parece ser un impulso humano de coleccionar cosas justo cuando se desvanecen», escribió The New York Times a propósito del diseño del Bando Mundial de Semillas, ubicada en el Ártico noruego. Se le conoce coloquialmente como la ‘Nueva Arca de Noé’, haciendo alusión a aquel pasaje del Antiguo Testamento en el que un hombre recogió a todos los animales del Jardín del Edén para salvarlos del Diluvio Universal.
Tras este llamado divino, Noé logró salvar a todas las especies existentes de ahogarse bajo los torrentes de agua que cayeron de las alturas. Siguiendo esta línea bíblica, se escogió Svalbard como la cede oficial del Banco Mundial de Semillas por el frío natural que existe en esta región del planeta.
Durante el permafrost, según la cobertura de la AFP, los gérmenes de más de 4 millones de plantas se congelan para resguardo en Svalbard. Entre ellas, figuran gérmenes de arroz, maíz, frijoles y papas. Todas ellas se están resguardando ahí, en caso de un evento catastrófico azote a la humanidad en el futuro próximo.
La ‘Nueva Arca de Noé’: un resguardo para las bases de la alimentación humana
Luis Guasch, del Centro de Recursos Fitogenéticos del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC), estuvo a cargo del depósito de un millar de especies vegetales venidas de España. Al respecto, explica lo siguiente sobre este banco mundial de vida:
“Este material, también conocido como recursos fitogenéticos, constituye la base de casi toda nuestra alimentación».
La idea es que todas las semillas que ingresen al banco se queden ahí durante cientos de años. Por ello, las personas que trabajan para el resguardo mundial emplean metodologías rigurosas de conservación de especies vegetales, en un entorno controlado al interior del espacio. A fin de cuentas, los ejemplares ahí guardados serían inservibles si no están vivos.
De esta forma, se pretende que las semillas se queden ahí «sin cruces ni mezclas con otras variedades«, manteniendo la identidad de cada una. Actualmente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la organización internacional Global Crop Diversity Trust (CROP Trust), la Fundación Bill y Melinda Gates y el gobierno de Noruega trabajan en conjunto para mantener este resguardo único a salvo.