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Ambiente

La bicicleta, revolución urbana en tiempos de coronavirus

Es el momento para un cambio en el transporte urbano 

Por Wendy Rojas

Que el gobierno haya anunciado un cambio en la forma en cómo variará la movilidad urbana en tiempos de coronavirus es más que una buena noticia. Es una noticia genial que tanta falta le hacía a la ciudad capital hace tantísimo tiempo. 

Y hay que ver que este virus ha venido para cambiarlo todo, pues hace algún tiempo atrás, y antes del Estado de emergencia que vive el Perú por estos días, era prioridad el ordenamiento de más de quinientas rutas de combis en Lima, un entripado de exceso automotor que nos da el tercer lugar en el podio de las ciudades con más caos vehicular en el mundo. Y felices viviendo así. 

La movilidad del futuro, pero que tiene como protagonista a un vehículo del pasado se ha convertido en un medio de transporte eficaz para evitar contagios e impedir la propagación del Covid-19.  Un virus que llegó al Perú usando todos los medios de transportes masivos ( recontra masivos) que utilizamos a diario. 

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Y como nos han cogido literalmente con los “pantalones abajo”, ese presupuesto que a regañadientes se iba a soltar en los próximos cinco años para la construcción de ciclovías, ahora se replantea y esa infraestructura tendrá que hacerse en menos tiempo. Esta pandemia obliga al distanciamiento social, sobre todo en focos infecciosos como lo es nuestra caótica movilidad urbana.

Durante una de las conferencias que el Ejecutivo realiza a diario al mediodía, el Ministro de Transportes  y Comunicaciones, Carlos Lozada, anunció un plan que impulsará el uso de bicicletas para el traslado de los ciudadanos, precisamente como estrategia de lucha contra el coronavirus. De tal manera que se apunta con esta intervención a descongestionar las unidades de transporte público.

El ministro no lo ha visto pero desde que comenzó el estado de alerta por la enfermedad global, ya se había echado mano de este vehículo sobre todo para hacer compras de artículos de primera necesidad, no ha visto además que antes de la llegada del coronavirus  ya había un sistema de bicicleta pública en funciones que activa el Municipio de Miraflores y que en San Isidro y San Borja los viajes cotidianos y cortos se hacen en bicicleta. Lo que no hay y hace falta es infraestructura que vuelque a más usuarios a las calles sin arriesgar el pellejo.

Por ahora la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) y el Programa Nacional de Transporte Urbano Sostenible (Promovilidad) se están encargado de esquematizar la propuesta y llevarla a la práctica cuando culmine el estado de emergencia y el aislamiento social obligatorio qué, de momento, rige hasta el domingo 10 de mayo: “La ATU y Promovilidad han preparado una estrategia de cambio de patrones de movilidad, con la modalidad de bicicletas populares, para que así la gente se movilice a sus centros de trabajo o a destinos de distancias cortas”, apunta Lozada. 

Una bici es el salvavidas en una catástrofe

El colectivo Bicired Perú recuerda que una bicicleta es un transporte noble, no solo es amable con el medio ambiente y bondadoso con la salud humana sino que es un vehículo que históricamente se adapta mejor a las crisis: Del Tsunami de Japón muchas personas salvaron la vida en una bici. En el terremoto de 2018, en México, muchas familias pudieron conectarse en busca de los suyos pedaleando y, ahora, -¡benditas sean esas ruedas!-,  nos libra de los viajes inseguros en un bus público. 

Quien no lo crea así tiene que buscar información sobre el laboratorio en Beijing que descubría que el virus puede flotar dentro de una cabina de bus por media hora y contagiar a pasajeros hasta en cuatro metros, es decir, a una decena de personas en un solo recorrido. Traslademos la presión que sufre nuestro brillante ( va con sorna) Transporte Metropolitano en donde hay un personal en cada estación que prácticamente empuja a los usuarios, como si de sardinas se tratara, haciendo gala de ese dicho que pinta de cuerpo entero a nuestro transporte: “Al fondo hay sitio”.  

El Perú es el noveno país del mundo en declarar la bicicleta como medio de transporte para frenar el contagio. Por eso, la prioridad de cambio también trajo consigo otra idea: un prototipo peruano a bajo costo. “La solución es que un importante porcentaje de personas que realizan viajes cortos se movilicen en una bicicleta”, dice María Jara, presidenta de la ATU.

La decisión tomada tendrá dos partes: la primera consiste en instalar una red de 301 kilómetros de ciclovías temporales de emergencia (que posteriormente serán reemplazadas por estructuras fijas). Casi el doble de los kilómetros de ciclovías inconexas que pasan por casi  14 distritos.  Luego vendrá el prototipo peruano de bicicleta, de bajo costo, pero que tenga las mínimas condiciones de seguridad para circular por la ciudad. Un modelo popular que no debe subir de 350 soles, una inversión que podría recuperarse en dos meses al ahorrar en transporte público convencional. 

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“Si queremos que la bicicleta se convierta en el medio de movilidad para tramos cortos del 80% de la población que se desplaza en transporte público con el fin de disminuir el contagio, es fundamental invertir rápidamente el uso tradicional de la calle: ancho para los autos y angosto para los peatones y bicis. Que el angosto pase a ser ocupado por los autos y el resto para ciclovías y veredas anchas”, señala Manuel Velarde, ex alcalde de San Isidro y quien llevó a cabo una ambiciosa transformación urbana en el distrito que dirigió.  “No solo se trata de promover bicicletas populares, si no va acompañada de medidas radicales que incentiven su uso de manera planificada y en condiciones seguras para todos”.

Jorge Sánchez Herrera ha mencionado la importancia que podría ejercer el subsidio al uso de bicicletas como medio de transporte: “Esto impulsaría la industria local, pero también fomentaría que los importadores busquen alternativas afuera que cumplan con las características del subsidio. Así, la explosión en el uso de la bicicleta como medio de transporte sería mucho más rápida y masiva”.

 Herrera señala que en el Reino Unido, el programa “Cycle to Work” permite ahorrar entre un 25% y 40% del precio de la bicicleta a través de una reducción en el pago de impuestos, con el beneficio adicional de que el costo de la bicicleta puede fraccionarse y descontarse mensualmente de tu sueldo, sin la necesidad de dar un pago adelantado. 

“Al ser Lima una ciudad plana y sin climas extremos, como lluvias intensas o nieve, Lima puede convertirse en una ciudad potencialmente ciclista”, dice Javier Flores, parte del equipo de movilidad sostenible de la ATU. No siempre es así, porque la topografía de Lima es muy irregular, lo sé, la he sufrido cada vez que he tenido que hacer tracción para la ruta de subida que me llevó a mi centro de labores durante tres años. Catorce kilómetros de ida y catorce de regreso que hacía en tan solo 40 minutos . Debo confesar que nunca fui más feliz que en aquellos años al rodar por una selva urbana, con todo y sus peligros, con las escasas ciclovías conectadas y con la lluvia en contra que hacen patinar y maniobrar arriesgadamente a los ciclistas sobre un pavimento no calificado para este tipo de transporte. Sin  contar tampoco con los peatones que invaden los carriles creyéndolas veredas. Sí, aunque suene contradictorio. Era el tiempo, el preciado tiempo que yo tomaba para hacer otras cosas mientras que una gran mayoría se quedaba atascada en un tráfico tan infernal como desgastante.    

Una solución para esos ciclistas que ya no ven otra posibilidad de transporte y que luego de esto ya no la verán más, o incluso para otros pedaleros que deben hacer más tracción inclinada al pedalear, como es el caso de algunas regiones del interior del Perú,  la puede dar Uber para ayudar a completar sus viajes.  

Quizá más de uno tiene el aplicativo móvil Uber para solicitar un viaje en auto. A los capitalinos nos da pereza hasta caminar 10 cuadras. Solo queremos digitar un botón en el Android o Iphone de ultima gama y solo bastarán unos minutos para subirse al auto que nos llevará, en cuatro ruedas, un par de kilómetros más adelante. Pero Uber puede trasladar más que personas y comida.   “Centramos nuestra atención en el mercado local de los lugares donde damos servicio”, dijo en una entrevista para Bloomberg, Amy Friedlander, jefa de desarrollo de negocio y marketing experimental de Uber.

“Queremos explorar lo que es significativo de una ciudad y cómo podemos contribuir a la manera en que funciona el transporte ahí”, dijo Friedlander. Ella se refiere a la propuesta de UberBike que ya funciona Ámsterdam y São Paulo. En ambas ciudades se atiende a ciclistas y permite a los conductores que enganchen porta bicicletas a sus vehículos y ofrezcan viajes tanto para los pasajeros como para sus bicicletas. Esta pandemia nos está enseñando que la vida tal y como la conocíamos se esfumó y qué es el momento de un cambio. El coronavirus quizá pueda marcar esa revolución peatonal y ciclista que tanto hacía falta.

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