A más de mil años de su decadencia, los límites de la cultura Tiahuanaco aún no se dibujan del todo. Un reciente hallazgo arqueológico en tierras bolivianas revela áreas inexploradas de hasta 650 hectáreas.
Por Alonso Collantes
La diosa Orejona, según el Inca Garcilaso de la Vega, llegó de los cielos en una “nave refulgente” a las regiones del altiplano para sembrar allí una raza de hombres y mujeres que construirán una gran civilización. Y en una sola noche se edificó la majestuosa arquitectura lítica que caracterizó a esta cultura.
Mucho tiempo después sería un dron y no una diosa el que descubra, bajo la guía de un equipo de la UNESCO a cargo del arqueólogo español José Gallegos, los dominios hasta ahora desconocidos de los habitantes preincas.
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Una imagen satelital y ocho vueltas consecutivas de un dron (tan vigilante como la nave de la diosa Orejona), captó recientemente una “mancha iluminada” que corresponde a las zonas que se inundaron y que aún no son exploradas. En conjunto forman ni más ni menos que 650 hectáreas.
Los nuevos vestigios
Son lugares en los que aún no ha llegado el contacto moderno luego de cientos de años. De no ser por el ojo avizor del dron, la imagen satelital y los estudios topográficos, estas tierras inéditas no hubiesen captado el interés de las autoridades bolivianas que ahora intentarán escudriñar más sobre su pasado mediante futuras excavaciones.
Una plaza subterránea y dos plataformas de piedra que son indicios de una pirámide les disputan ahora el protagonismo a templos como el de Kalasasaya. Otra particular construcción en la que se ha advertido en sus cercanías, estructuras de un complejo ceremonial debajo del suelo altiplánico.
Puma Punku, monumento de piedra con diversos sillares finamente tallados, ahora comprende 14 hectáreas. Casi doce más de las que anteriormente se conocían. Así, con ayuda de la tecnología, y después de varios cientos de años, se puede ir develando el testimonio arquitectónico y territorial que dejó como un legado viviente, la leyenda de la diosa Orejona.
Cultura madre
La cultura Tiahuanaco fue de las más antiguas de América Latina y la de mayor expansión, pues fue el germen del Imperio Incaico que duró aproximadamente tres siglos. Casi veintidós menos que lo que duró la cultura altiplánica y que tuvo una evolución de aldea hasta imperio andino.
Pese a no existir un consenso definitivo entre los historiadores sobre los años en que se formó Tiahuanaco, todos coinciden en la perfección alcanzada sobre el trabajo arquitectónico lítico. Ejemplos de estas monumentales construcciones son la pirámide de Akapana y la Puerta del Sol, entre otros.
Una solución simultánea al término de las investigaciones sobre las nuevas extensiones de los monumentos y otros futuros descubrimientos sería la inmediata reescritura de los límites de Tiahuanaco y, cómo no, de su propia historia.
En Rumbo:
Mira el video del hallazgo en el siguiente enlace: https://www.msn.com/es-us/video/noticias/hallazgos-enriquecen-la-investigaci%C3%B3n-y-el-misterio-que-rodean-a-tiahuanaco/vi-BBB7BMa
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