En el Día Internacional del Museo hay que recoger nuestros pasos hacia el centro de Lima. La tres veces coronada urbe tiene muchas historias que narrar y que no todos sabemos. Aprovecha este 18 de mayo para conocerlas .
El mejor arte del mundo, sin duda, está en las iglesias. Considerada como la meca del arte sudamericano, la historia de la catedral de Lima comenzó a escribirse en 1538, cuando Francisco Pizarro puso la primera piedra.
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Recorrer la catedral no sólo permite apreciar la fastuosa arquitectura y el más fino arte religioso. Es, también, un viaje por el tiempo y una invalorable clase de historia.
Luego de múltiples reconstrucciones a causa de los movimientos sísmicos, las estructuras de la catedral, tal y como las conocemos ahora, datan de 1690, siendo la fachada, la más antigua. Todo el complejo es una herencia de la arquitectura andaluza y tomó 20 años en construirse. Valió la pena la espera pues sus estructuras fueron el prototipo para el resto de catedrales en el Perú.
Quince capillas en torno al pasadizo conforman el recorrido. La primera llama la atención por contener los restos de Francisco Pizarro, el fundador de la ciudad. Un dato curioso sobre esta cripta fue el descubrimiento de que, finalmente, allí no reposaban los restos del conquistador, o al menos eso se probó luego de 1977 . Una investigación bioarqueológica e historiográfica de Pizarro, echó luces sobre los auténticos restos del español.
La historia comenzó con el hallazgo de dos cajas en la cripta arzobispal que sembraron la duda, pues en una de ellas se leía: “Aquí está la cabeza del señor marqués Francisco Pizarro, gobernador de los reinos del Perú…” la otra caja contenía el resto del cuerpo. Luego de múltiples estudios se confirmó lo que afirmaban las cajas y crónicas: Pizarro era alto, vegetariano por falta de molares y murió pasados los 70 años. El informe deslizaba que debió ser muy ágil ya que su muerte se produjo después de recibir múltiples estocadas y un certero golpe en la cabeza, como refrendan las crónicas. Actualmente, frente a la cripta, un arca pequeña contiene tierra de la ciudad natal de Pizarro: Trujillo de Extremadura, la cual fue traída por sus descendientes.
El retablo más antiguo de la catedral corresponde a la advocación de San Juan Bautista y está en la capilla del mismo nombre. Aquí es posible observar al «Cristo más perfecto de este mundo», catalogado así por la técnica de ‘encarnado‘ que buscaba lograr que la madera pudiera ser tan o más perfecta que la piel. Las manos de Juan Martínez, el ‘dios de la madera’, lo lograron. Uno puede imaginarlo frotando la tosca madera con vejiga de oveja y tintes naturales, hasta lograr que lo inmaterial cobre vida.
Luego que la peste recorriera el mundo se decidió cerrar las famosas catacumbas e instaurar los cementerios fuera de la ciudad. Los fieles ya no enterrarían más a sus muertos en las iglesias como consta en la capilla de la Virgen de la Candelaria, cuyo magnífico retablo es la obra magistral del sacerdote y retablista, Matías Maestro. Esta virgen regía a los habitantes de socavón. Debajo de esta capilla están los vestigios de esa costumbre colonial de colocar a los muertos a un paso del cielo. Mientras más cercano al altar, mayor era el rango social del difunto.
Es curioso anotar que a pesar de la prohibición, muchos se arriesgaban aún a realizar pequeños forados en los alrededores de la catedral y depositar allí a sus muertos, esta costumbre no cambió hasta que el general San Martín, mediante un decreto ley, ordenara sepultar a los fallecidos en el reciente cementerio republicano Presbítero Matías Maestro.
El barroco peruano no podía tener otra imagen central que la del canonizado Toribio de Mogrovejo. Un adelantado a su tiempo. En ese entonces, cuando las misas se celebraban en latín y solo dentro de los recintos eclesiásticos, Santo Toribio evangelizaba a lomo de mula y en distintas lenguas indígenas. Patrón y ejemplo de todos los arzobispos en América, la capilla que lleva su nombre conserva en su interior un hueso de su dedo meñique.
El atrio central está coronado por la que fuera la primera patrona de la ciudad, elegida por Pizarro, la Virgen de la Asunción, sin embargo, lo que más llama la atención son las 49 sillas del coro. Talladas por Pedro de Noguera en el siglo XVIII, en los respaldos vemos figuras de numerosos santos y santas. Antes estaban ubicadas en la parte baja, pero luego las subieron a los altares. Hasta hoy estas sillas son ocupadas por los sacerdotes que acompañan en la misa central de los domingos. El tallado es considerado uno de los más perfectos.
Bajo el atrio principal está la Cripta Arzobispal, donde se encuentran los restos de casi todos los pastores de la ciudad, desde Jerónimo de Loayza (el primero) hasta el cardenal Augusto Vargas Alzamora, el último en fallecer. Algunas otras curiosidades se encuentran dentro del Museo Arzobispal. Resaltan las finas custodias delicadamente labradas, las prendas que utilizó el Papa Juan Pablo II durante su visita al Perú y el nacimiento considerado como el más antiguo de Lima y que fue de Francisco Pizarro.
Sabor y Saber
Sabor y saber provienen de una misma raíz. Sapere es el término en latín que se refería a ambas y es curioso recordar como el pueblo latino asociaba las facultades sensitivas a las capacidades intelectuales. En Lima no estamos alejados de ambas acepciones y, quizá por eso, en el centro de la ciudad, los lugares que honran al paladar y a la sabiduría se encuentran bastante cerca.
La Casa de la Gastronomía se ubica en la que fuera el Correo de Lima y el Museo de Filatelia. El recorrido es una revisión histórica por ingredientes emblemáticos. El ají y la papa dan la bienvenida y luego se pasa a los potajes más conocidos: papa a la huancaína, escabeche de pescado, el majestuoso cebiche y un sabroso etcétera. Pero allí no termina todo. Cada plato menciona su herencia. Esta información es valiosa, pues recuerde: sabor y saber están íntimamente unidos.
La Casa de la Literatura funciona en la antigua estación del Ferrocarril Central. Los múltiples salones interactivos dan cuenta del pasado literario peruano: desde Garcilaso de la Vega hasta Mario Vargas LLosa. Desde Huamán Poma hasta Edgardo Rivera Martínez. Desde los primeros Harawis hasta Antonio Cisneros. Aquí viven los poetas, dramaturgos, ensayistas y novelistas que edificaron un país lleno de verbo.
Vestigios de Lima , la antigua
El Museo de Sitio Bodega y Quadra exhibe objetos arqueológicos del periodo colonial y republicano, encontrados durante el proceso de conservación y puesta en valor. Al transitar por la casa museo el visitante observa un pedazo de lo que fuera la antigua muralla que rodeaba la ciudad, monedas, vajillas, cerámicas y objetos en miniatura, entre otros vestigios que muestran las distintas estratificaciones que se dieron en el lugar.
Como podrás leer, te queda mucho por aprender y conocer del arte que descansa resguardados, algunos, por padres nuestros y ave marías. Amen.
En Rumbo
Museo de la catedral de Lima: Plaza Mayor de Lima. Horarios: lunes a viernes de 9 am a 5 pm, sábados de 10 am a 1 pm, domingos de 1 a 5 pm. El recorrido dura 45 minutos.
Casa de la Gastronomía: Conde de Superunda 170, Cercado. Horario: martes a domingo de 9 am a 5 pm.
Casa de la literatura: Áncash 207, Cercado. Ingreso libre. Horarios: martes a domingo de 10.30 am a 7 pm.
Museo Bodega & Quadra: Áncash 213, Cercado. Ingreso libre. Horario: martes a domingo de 9 am a 5 pm.
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