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Cultura

Lamas: pasión de Semana Santa

Todo un pueblo listo para servir al Señor en una sui generis celebración que atrae miles de turistas

Por Martín Vargas

Dicen que el alcalde anduvo organizando misas todos los días, que se persignaba con pasión parkinsoniana y que no hubo domingo que no aterrizara en el confesionario. Que no hubo mañana que no pasara por la Santísima Cruz de los Motilones, la “Patrona de Lamas”, para pedirle el favorcito de que se acabe el paro de miércoles.

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Fernando Del Castillo Tang, la autoridad lamista, rezó el rosario completito -según las buenas lenguas y las viperinas también – para que los maiceros se vuelvan a sus chacras contentos y se libere la carretera que une Tarapoto con este encantador pueblo a solo 20 minutos del aeropuerto san martinense.

Tras dos semanas en cuarentena por fin ocurrió el milagro. La culebra de brea que une la bullanguera Tarapoto con la apacible y peregrina Lamas, se liberó de piedras y piquetes y la calma se apoderó nuevamente del párroco y su grey apasionada. Las doñas respiraron aliviadas, los catequistas prometieron reclutar más conscriptos y Erinson López, el cristo lamista desde hace un lustro, guardó la máquina de afeitar para estar como Dios manda en Semana Santa.

Y es que en el país no hay celebración que le haga sombra al espectáculo que arman los lamistas para conmemorar la pasión de Cristo y festejar con bombos y platillos, su resurrección. Desde el Domingo de Ramos hasta la sacrosanta vuelta a la vida, sus calles son purificadas con los santitos sacados en procesión, las cofradías decoran los jirones con altares al paso y el Viernes Santo el juane, el puré de chonta y la patarashca sacian el hambre de 12 mil turistas que, a ojo de buen cubero, vienen a presenciar la celebración cristiana made in Lamas.

Este año serán más de 200 los actores amateurs (léase huambrillos, catequistas, doñas y don juanes) que escenificarán la vida y pasión de Cristo en el campo deportivo del barrio Zaragoza. El programa se completará con la bizarra pilateada de Sábado de Gloria, un espectáculo satírico de corrida de caballos que tienen como jinetes a muñecos representando a Poncio Pilato, el prefecto judío que se lavó las manos olímpicamente y que terminó avalando la crucifixión.

Por último, el Domingo de Resurrección se celebra una multitudinaria misa donde se confunden turistas, lamistas, hijos pródigos y bienaventurados. El aroma a incienso, cera, lirios y claveles inundará nuevamente las calles mientras medio pueblo se viste con hábitos de penitentes provocando que, por unas horas, Lamas se parezca un poquito a Jerusalén.

Y quien más sabe de esa angelical confusión es Erinson López. Soldador de profesión y Cristo por vocación acomedida (el anterior Jesús tiró la toalla), arrastrará por buen trecho una cruz de 25 kilos (latigazos de por medio), mientras escucha los ruegos de señoras despistadas que, presas de su fe, confunden el verbo con el sustantivo.

Como él, unas 200 personas dan vida todos los años a los personajes de la pasión en la ciudad de los tres pisos naturales y la capital del folclor amazónico. Después de un mes entrenando y ayunos obligados para entrar en personaje, el mayor premio y satisfacción de toda la gente es mantener la fe vivita y coleando en Lamas.

Una pasión que su municipalidad viene encargándose de contarle a todo el mundo con un presupuesto de apenas 35 mil soles, pero que espera facturar el triple de lo invertido este 2018. Sin duda, un jugoso ingreso que aliviará el calvario de vecinos confesos y otros un poco más paganos. Será pues, una resurrección masiva y gratuita que nadie debe perderse para poder ir en paz. ¡Demos gracias al Señor!

En rumbo: 

Lamas fue fundada por el general español Martín de la Riva y Herrera el 10 de octubre de 1656, cuando bautizó la villa con el nombre de la cruz que acompañó la victoria cristiana sobre los moros en 1212.

 

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