Conservar lo que aún existe y restaurar lo derribado. Este es el trabajo que han realizado los pueblos tradicionales del Perú que están plantando queuñas ( Polylepis spp. ), una especie nativa que crece en las zonas más altas de los Andes.
Los bosques de Polylepis, conocidos como bosques de queñua o yagual, son un ecosistema único de los Andes, cruciales para el sustento de la biodiversidad local y el suministro de agua de comunidades andinas y amazónicas.
Las funciones de estos bosques son clave para combatir los efectos del cambio climático, pues absorben la humedad de las nubes, liberan el agua en manantiales y ríos, y transforman paisajes secos y erosionados en hábitats óptimos para especies amenazadas.
«El género de Polylepis está compuesto por 28 especies reconocidas de arbustos y árboles endémicos que crecen en las zonas medias y altas de las montañas andinas, incluso a los 5.000 metros de altitud».
Las funciones de estos bosques son clave para combatir los efectos del cambio climático, pues absorben la humedad de las nubes, liberan el agua en manantiales y ríos, y transforman paisajes secos y erosionados en hábitats óptimos para especies amenazadas.
Durante décadas, la deforestación para la producción de leña y el pastoreo ha diezmado estos ecosistemas, al punto de que hoy solo quedan cerca de 500.000 hectáreas. Pero a través de una nueva iniciativa, comunidades altoandinas, principalmente descendientes incas, están trabajando para recuperar los bosques de queñua y restaurar sus cuencas hidrográficas.
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El proyecto Acción Andina, impulsado por Global Forest Generation, está ampliando el modelo de reforestación comunitaria de la Asociación Ecosistemas Andinos (ECOAN) el cual ha plantado 3 millones de árboles nativos, incluidos 1,5 millones de ejemplares de Polylepis, en 19 años.
Ahora, los líderes de Acción Andina forjan lazos con las comunidades locales, que se suman a las actividades de reforestación como parte de la antigua tradición indígena de “Ayni” (la ayuda mutua entre los miembros de una comunidad).
El líder indígena y presidente de la Asociación Ecosistemas Andinos, Constantino Aucca Chutas, considera que los esfuerzos para recuperar estos bosques “significa garantizar el futuro de las culturas indígenas”.
Durante los próximos 25 años, Acción Andina tiene como objetivo proteger 500.000 hectáreas de bosques de Polylepis en seis países suramericanos, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, mientras reforesta 500.000 hectáreas adicionales.
“Proteger los bosques tropicales mientras se restauran los bosques degradados y otros ecosistemas podría representar hasta 30% de la solución inmediata al cambio climático”, dice Tim Christophersen, experto en ecosistemas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. “La participación de la comunidad en la plantación del árbol correcto en el lugar correcto es un elemento importante de cualquier programa de reforestación”, añade.
La restauración debe convertirse en un movimiento
Acción Andina está trabajando para conectar proyectos de restauración comunitaria existentes y desarrollar nuevos. La iniciativa está financiada por una combinación de donaciones, inversiones privadas, pagos por servicios ecosistémicos y financiamiento multilateral. “Si bien la financiación a largo plazo es vital, la restauración exitosa debe convertirse en un movimiento social y cultural descentralizado. Solo entonces se movilizará el apoyo suficiente para trabajar a la escala necesaria y atraer más financiamiento”, dice Kaiser.
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