Por Luis Yupanqui
Un equipo de arqueólogos de la UNMSM, hallaron una momia pre inca en perfecto estado de conservación en el Complejo Arqueológico de Cajamarquilla
Algunos sectores de Lima parecen no estar en Lima. Al menos, no en la Lima que creemos conocer. Bastó un descuido para darme cuenta, que había terminado el asfalto y circulábamos por una pista de tierra. Hay edificaciones de ladrillo y concreto, pero la mayoría de ellas están sin terminar, muros sin tarrajeo, impregnados del polvo que levanta los vehículos. Atravieso un puente, sobre el río Huaycoloro y veo, a mi derecha, restos arqueológicos.
Autos y mototaxis circulan por la vía de tierra. Sigo viendo muros de adobe, tapiales que parecen formar habitaciones, en una extensión interminable. Me doy cuenta q estoy atravesando una antigua ciudad de barro. Estoy en Cajamarquilla, un complejo arqueológico atravesado por la ciudad.
El Dr. Pieter Van Dalen Luna, catedrático y egresado del departamento arqueológico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos me recibe dándome cuenta que estamos en el segundo complejo arquitectónico de adobe de mayor magnitud de la costa central, con una extensión de 140 hectáreas y que pudo haber albergado 15,000 habitantes.
El hallazgo
El Complejo está dividido en cuatro sectores principales, además de sectores meridionales. El Dr. Pieter Van Dalen Luna y la arqueóloga Yomira Huamán Santillán, desarrollan un proyecto de investigación arqueológica con escuela de campo, desde este año, donde estudiantes de las universidades San Marcos, San Cristóbal de Huamanga y San Antonio de Abad del Cusco aprenden “in situ” los secretos de la arqueología en las 10 unidades de excavación del sector Kroeber.
En una plaza de este sector, se encuentra la arqueóloga Yomira Huamán, quien me conduce a una plataforma y me empieza a contar su valioso hallazgo: “La momia se encontró al interior de una estructura funeraria subterránea ovalada, que presentaba una plataforma en el lado norte a la cual se accede por una escalinata de siete gradas y casi al terminar la investigación, encontraron la boca de la tumba y a la momia que se encontraba en posición fetal. Fueron Nohelia y Darely quienes encontraron la cámara funeraria”. Imagino la emoción de los estudiantes ante la evidencia arqueológica.
Yomira Huamán, quien se encuentra haciendo su tesis sobre Cajamarquilla nos dice que “la momia sería un varón y que el patrón de enterramiento correspondería a la sierra porque se encuentra cubierto con soguillas”. Este hallazgo probaría que el sitio, en el periodo prehispánico tardío, habría sido multiétnico, es decir habrá estado ocupado por costeños y serranos (de la zona de Chaclla, Huarochiri) y que su ubicación en la quebrada de Huaycoloro habría sido estratégica para servir de intercambio comercial entre costeños y serranos.
El abandono
Cajamarquilla ha sido cercenado por las urbanizaciones que lo circundan, a pesar que tiene seguridad del Ministerio de Cultura, es invadido y huaqueado constantemente. El Dr. Van Dalen, me cuenta que ha tocado las puertas del Ministerio de Cultura, del Municipio de Lurigancho-Chosica y de las empresas privadas de la zona, pero salvo Basilio Huamán, un empresario local, que ayuda a financiar el proyecto, no ha conseguido apoyo.
El proyecto no solo es de excavación, sino de sensibilización a la población. La arqueóloga Huamán es vecina y desde niña ha conocido Cajamarquilla y su abandono la motivo a estudiar Arqueología. El Proyecto ha realizado encuestas para comprobar el nivel de valoración de la población. Además de entrevistarse con dirigentes locales y con directores de colegios para ofrecer charlas y visitas guiadas.
El descubrimiento de una momia en perfecto estado de conservación, por unos estudiantes de arqueología, con sus maestros, debería llamarnos la atención. Un inmenso complejo arqueológico, casi abandonado a su suerte, a merced de invasores, de basura, de desmonte, de la ciudad que la cercena. Esperamos que este hallazgo sirva para proteger y financiar Cajamarquilla y no permitir que “nuestra modernidad” termine con ella.
En rumbo
- El rio Huaycoloro nace en San Juan de Jicamarca, en la provincia de Huarochirí cercano al Paucucha, una cumbre rocosa sobre los 3,500 msnm. que es considerada el origen mitológico del Huaycoloro.
- Cajamarquilla limita por el norte con los asentamientos humanos Casa Huerta, La Campiña, Santa Cruz y Paraíso; por el este con el asentamiento humano El Ayllu y la quebrada Huaycoloro; por el sur con la quebrada Huaycoloro y por el oeste con el canal de Huachipa más allá del cual se encuentran los campos de cultivo de la antigua hacienda Nievería.
- Las pirámides dominantes de Cajamarquilla llevan el nombre de los investigadores: “Grupo Villar Córdova” al oeste, el “Grupo Sestieri” al centro, el “Grupo Tello” al noroeste, y el “Grupo Jorge C. Muelle” hacia el este. Dos grupos más pequeños son “El Grupo Kroeber” y “D’Harcourt”.
- La presencia de población de la sierra en esta zona es corroborada por el Manuscrito de Huarochiri que dice que, durante la época inca, los huarochiranos al mando de Tutayquiri invadieron zonas como Chaclacayo, Ñaña, llegando a quitarles el territorio de Lati (Ate).
- El sector conocido como el laberinto es el que está acondicionado para la visita de los turistas y fue restaurado por Arturo Jiménez Borja, en la década de los 80.