- La Reserva de Biosfera Bicentenario – Ayacucho tiene una extensión de 312, 900.46 hectáreas que comprende el Santuario Histórico Pampa de Ayacucho y el Bosque Puya de Raimondi.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reconoció hoy a la Reserva de Biosfera Bicentenario – Ayacucho como la octava Reserva de Biosfera Nacional en nuestro país. El anuncio se realizó durante el Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera, órgano rector del Programa compuesto por 34 Estados Miembros de la UNESCO.
La Reserva de Biosfera Bicetenario tiene una extensión de 312,900.46 hectáreas y abarca 22 distritos de las provincias de Huamanga, Huanta y Vilcas Huamán de la región Ayacucho. El área de mayor importancia para la conservación de la biodiversidad y ecosistemas, la forman el Santuario Histórico Pampa de Ayacucho y el Área de Conservación Regional Parque Puya Raimondi.
Situada en el centro-sur de Perú, en los Andes centrales, la Reserva de Biosfera Bicentenario-Ayacucho abarca diversos ecosistemas de montaña que se elevan entre 1.850 m y 4.450 m sobre el nivel del mar. Estos ecosistemas incluyen bosques estacionalmente secos, humedales altoandinos, bosques relictos y matorrales andinos.
La reserva de la biosfera engloba las áreas naturales protegidas del Santuario Histórico de la Pampa de Ayacucho y el Área de Conservación Regional de la mayor población del mundo del bosque de «titankas» (Puya raimondii). A veces llamada la Reina de los Andes, esta planta de flores alargadas, casi similares a una jirafa, puede alcanzar los 15 m de altura. La zona también destaca por su importante diversidad cultural en términos de valores históricos, religiosos y sociales, incluidos conocimientos locales e indígenas relacionados con la gestión de los recursos naturales.
La zona también destaca por su importante diversidad cultural en términos de valores históricos, religiosos y sociales, incluidos conocimientos locales e indígenas relacionados con la gestión de los recursos naturales.
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Esta nueva reserva alberga más de 300 mil habitantes, en su mayoría quechua hablantes, quienes mantienen el equilibrio ecológico mediante actividades agrícolas, de pastoreo, el aprovechamiento forestal nativo de bosque relicto y tinanka, el uso pecuario del herbazal, el aprovechamiento de lagunas naturales y actividades de turismo vivencial.
De esta forma, esta nueva reserva se integra la Red Nacional de Reservas de Biosfera del Perú conformada por Huascarán (1977), Manu (1977-2017), Noroeste Amotapes-Manglares (1977-2016), Oxapampa-Asháninka-Yanesha (2010), Gran Pajatén (2016), Bosques de Neblina – Selva Central (2020) y Avireri VRAEM (2021), que en total conservan más de 14 millones de hectáreas del territorio nacional. El Perú cuenta, además, con una reserva de biosfera transfronteriza: la Reserva Transfronteriza Bosque de Paz, ubicada entre Ecuador y Perú y constituye la primera Reserva de Biosfera Transfronteriza de América del Sur.
Junto con la Reserva de Biosfera Bicentenario – Ayacucho, el Programa de UNESCO sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) ha aprobado la designación de 10 nuevas reservas de biosfera en 9 países y una nueva reserva transfronteriza en dos países. Con estas nuevas designaciones, la Red Mundial cuenta ahora con 748 reservas en 134 países, incluyendo 23 reservas transfronterizas. “Desde 1971, este programa dirigido por la comunidad ha logrado encontrar un modelo de desarrollo en el que la gente vive bien y se respeta la biodiversidad. Estoy encantada de que este año 11 nuevas reservas se unan a esta poderosa red, que es más relevante y necesaria que nunca”, declaró Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO.
Las Reservas de Biosfera son áreas naturales representativas de ambiente terrestre o acuático, reconocidas por la UNESCO gracias a su comprobado desarrollo sostenible y su ordenamiento territorial. Estas áreas fueron creadas para promover una relación equilibrada entre los seres humanos y la naturaleza, reconciliando la conservación y el uso de recursos naturales para un mejor desarrollo sostenible.
Asimismo, estas reservas permiten y favorecen el intercambio de conocimientos, la investigación, la educación y la toma de decisiones participativas entre la población, autoridades y comunidades científicas y sociales organizadas en redes temáticas y asociaciones. De esta manera, estas áreas buscan conservar la biodiversidad y la diversidad cultural que beneficia directamente a las poblaciones locales.