Múltiples son los sabores y aromas que ofrece la cocina a leña de Huaral a los amantes de la gastronomía y foodies. No te resistas. Ven y prueba la mixtura de sus fogones. No te arrepentirás.
Para aventurarte en Huaral (Lima) necesitas de dos verbos: caminar y comer. Y no es por alabar la cocina limeña de la famosa ‘tierra de las naranjas’, pero, al parecer, en esta importante ciudad del Norte Chico sí se han tomado muy enserio la expresión de que “no solo de pan vive el hombre”. Y es que cómo hacerlo ante una ruta culinaria que invita a probar irresistibles potajes que se cosen en la cocina a la leña.
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Entonces, a medida que usted emprenda su recorrido a pie por los restaurantes conocidos y no conocidos, empezará a descubrir que a pesar que el pato en ají sea el plato bandera de la provincia limeña y que la calientita sopa García siga apaciguando la temperatura en esta temporada fría, el rey de la mesa y de todo los fogones huaralinos siempre será ese chanchito que se cocina lentamente sobre un rejado: el chancho al palo.
Mil veces chancho al palo mire de donde se mire. Una buena razón como para romper la dieta sin remordimiento, pues es un deseo irresistible que sentirás al saborear cada trozo de este crocante y generoso platillo. Incluso, te sorprenderás del poder de este chanchito que hasta las autoridades de Huaral instauraron el tercer domingo de octubre como el Día del Chancho al Palo.
La razón de tal devoción es evidente: son las vueltitas que se le dan al cerdito durante el proceso de cocción un espectáculo difícil de no contemplar y esa sensación única al degustar la explosión de sabores que revientan en el paladar.
Si no nos cree, estimado lector, puede descubrirlo usted mismo en algunos de los restaurantes más emblemáticos para degustar este manjar de dioses y que por cierto, remarcamos, se sitúan todos en Huaral.
Es así que en esa ruta culinaria irá descubriendo “El rancho de Robertín”, cuya tradición familiar comprende más de 40 años de historia y que dicha experiencia lo refleja perfectamente en el chacho al palo que, por cierto, viene bien acompañado con una carapulcra de cortesía.
Eso sí, antes de continuar con la lista y seguir convenciéndole que Huaral es un buen lugar para dar rienda suelta a la gula, debe tomar conciencia que uno de los secretos de tal sabor proviene de la leña que se usa durante la preparación. Están las leñas de olivo, paltos o frutos cítricos que le dan ese olorcito especial.
Sin embargo, desde que empezó el siglo en este país se han deforestado al año cerca de 250.000 hectáreas de bosque, según Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana. Por tanto es necesario un cambio en el combustible para mitigar la deforestación que arrasa los pulmones del Perú. Esa opción podría ser el carbón de coco, el principal motor de desarrollo económico para decenas de familias de la Amazonía peruana.
Una de ellas es la comunidad de Pucacaca (San Martín) que fomenta a través del coco un producto sustentable y ecológico. Esa maravilla es el carbón a base de coco. De acuerdo con un reportaje realizado por la revista National Geographic, esta alternativa de combustible es una iniciativa nació con el fin de dejar de talar el bosque. El carbón vegetal, como es el coco, no genera mucho humo, no contamina como el de madera, dura más y se combustiona por más tiempo.
Por eso, incluirlo en el proceso de preparación de chancho al palo, favorecería al medio ambiente mediante una gastronomía rica, contundente y responsable. De ser así, usted podría terminar su recorrido por los restaurantes que faltan como “El Fogón” y “La Ramadita Warmy de Pepe y Laura”, que por cierto, no son los únicos, hay más ahí afuera, en las acogedoras calles huaralinas. Pero eso usted ya lo sabe. Buen provecho, entonces.
En Rumbo
Viaje: de Lima a Huaral por la Panamericana Norte. Tiempo: 90 minutos.
Restaurantes: El rancho de Robertín (Fundo Retes, a la salida de Huaral),El Fogón (camino a Retes, Huaral) y La Ramadita Warmy de Pepe y Laura (en el fundo García Alonso s/n. A cinco minutos de la plaza de armas de Huaral).
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