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Vistas de los puentes colgantes sobre la copa de los árboles
Destinos Largos

Inmersión en el bosque de nubes

El Ulcumano Ecolodge, en Oxapampa, es el lugar ideal para un viaje de aventura, aprendizaje y presencia plena. Activa la conciencia sobre la importancia de sentir, escuchar y conservar al sensible ser vivo que es el bosque.

Por: Caterina Vella
Fotos: Eduardo de la Cadena, Caterina Vella

Eduardo de la Cadena era un estudiante de Ingeniería Forestal en la Universidad Agraria. Al terminar la carrera, se proponía hacer un viaje en bicicleta a la Patagonia. Para tremenda bicicleteada debía entrenar fortísimo. En esas estaba, pedaleando rumbo al Cuzco para sacar físico, cuando arribó a Oxapampa en un desvío de la ruta. No podía imaginar que el bosque nuboso lo cautivaría para siempre.

Era el año 2004 cuando un amigo le propuso trabajar en el Parque Nacional Yanachaga- Chemillén, oportunidad que le pareció atractiva. Decidió posponer su travesía ciclística, empezando a laborar en la selva central para el Estado Peruano.

Vista del bosque de nubes desde el Ulcumano Ecolodge

“Es allí cuando me di cuenta que quería hacer conservación privada. Trabajar el tema de ecoturismo en un área propia para conservarla”, recuerda remontándose al 2007.  Mientras conversamos recorremos senderos rumbo a una de las cabañas inmersas en la naturaleza del Ulcumano Ecolodge. Maravilloso lugar hecho en equipo con su esposa Ingrid Mayer. Eduardo de la Cadena no solo se quedó en Oxapampa. Se casó y formó una familia con una descendiente de la cuarta generación de colonos austro-alemanes, que llegaron a Pozuzo en 1859.   

La esforzada labor de la joven pareja ha logrado que el Ulcumano Ecolodge sea ganador, en Oxapampa, del Tripadvisor Travellers Choice Awards 2024. Al ver las acogedoras cabañas de pino, la zona del comedor con vista en días despejados al nevado Huaguruncho o las terrazas con hamacas rodeadas de exuberante vegetación, es difícil imaginar que hace unos años ese mismo lugar era una zona de pastoreo de vacas. Los  árboles originarios habían sido talados y los helechos arrancados de raíz, para sembrar pasto para el ganado.

Decidido a recuperar al bosque originario y a los seres que habitan en él, Eduardo taló los foráneos pinos y eucaliptos que el anterior dueño había sembrado. Reforestó con árboles de Ulcumano; especie nativa que se estaba extinguiendo por el codicioso uso de su madera. “¡Lo increíble es que el bosque se regeneró en 15 años!”, exclama el ingeniero forestal mientras caminamos entre altos Ulcumanos, prehistóricos helechos arbóreos, delicadas orquídeas y otras especies de flora características de Chontabamba, zona en que se encuentra el Ecolodge.

“Tenemos 102 hectáreas de las cuales la mitad es área de conservación privada y la otra mitad es del Estado en concesión de conservación, con un contrato que se renueva cada 40 años”, precisa de la Cadena, orgulloso de su proyecto de conservación de bosques de montaña. Con la ayuda del viento y sabiduría de la red de árboles, el área ha vuelto a ser habitada por especies como la atelopus oxapampae una ranita endémica y el buhito de neblina, ambos amenazados por la pérdida de su territorio. Además han vuelto variedad de aves convirtiendo al Ulcumano en un hot spot para birdwatchers.

Aventura sobre puentes colgantes

El nefasto año 2020, mientras la mayoría de habitantes del planeta nos encontrábamos encerrados por la pandemia, Eduardo de la Cadena estaba en el bosque haciendo equilibrio sobre cables de acero. Sujeto a un arnés en caso de caerse, clavaba uno a uno cientos de tablones de madera para construir puentes colgantes a la altura de la copa de los árboles.

Con esfuerzo, y ayuda de gente de la zona, construyeron un circuito de 250 metros dividido en seis puentes y seis torres de observación. Para hacerlo, Eduardo aprovechó la madera de los pinos y eucaliptos, que había sembrado el dueño anterior. También fue primordial su experiencia de 30 años escalando en roca. Arriesgada pasión que lo hace muy consciente de la importancia de tener buenos equipos.

“Si trabajas con vidas debes ser super serio y formal, es muy importante tener equipos y personal certificado. Además el destino debe ser certificado por MINCETUR”, explica nuestro guía.

La aérea caminata la han hecho niños desde los tres años hasta un señor de 82. Animados escuchamos atentos las indicaciones. Luego nos ponemos los arneses que sujetamos con mosquetones a los cables de acero. Así comienza nuestra aventura de caminar a la altura de la copa de los árboles sobre puentes colgantes.

Balanceándonos ligeramente en cada paso descubrimos bromelias, la comida favorita de los osos de anteojos. También coloridas orquídeas y nidos de oropéndolas colgando de las ramas de los árboles, como grandes gotas de agua hechas de paja. Abajo, muy abajo, crecen helechos gigantes, líquenes y otras exuberantes plantas. “Me gustó mucho la experiencia aunque tengo miedo a las alturas”, comenta maravillada una de las caminantes aéreas. En el Ecolodge también hay una palestra y un zip line de 400 metros, en el que vuelas sintiéndote acariciado por la neblina.  

Al rescate de las recetas de los ancestros

Toda aventura da hambre. Nuevamente con los pies sobre la tierra volamos al restaurante. Nos recibe sonriente Ingrid Mayer acompañada por simpáticas oxapampinas y sus dos encantadores hijos. Nos espera un almuerzo delicioso con platos basados en las recetas de los ancestros alemanes y austríacos de Ingrid. “A través de nuestra carta buscamos rescatar la cultura que tenían los colonos”, comenta.

Sentados en las mesas de madera conversamos alegremente mientras disfrutamos del Rouladen con kartoffel salad, de un crocante Rosti o un goulash de ternera con kassespaetzle. Para los vegetarianos hay tortillas de verduras, spätzle (pasta hecha manualmente) y muchas otras opciones. ¿De postre? Ni preguntar. Un delicado cheescake de quitoquito. Planta nativa de la familia de la cocona, que la rompe en esa zona del Perú, en helados, jugos y dulces.

Ingrid Mayer, descendiente de colonos encargada de la cocina

Comer en el Ulcumano es una vivencia desde el desayuno buffet. Son un placer sus  irresistibles cinnamon rolls y keke de plátano recién horneados. Pan hecho en casa, bowls de frutas, granola, mermeladas caseras e incluso plantas comestibles como el trébol oxalis, con sabor a manzana verde. Todo acompañado por el aroma del café de cosecha propia, yogures, quesos y mantequilla hechos por productores vecinos. Estas delicias se basan en el  concepto kilómetro cero y economía circular: consumir productos locales aportando económicamente a la sociedad.

El origen del agua

Muchos limeños aprendimos de paporreta en el colegio que el agua viene de los deshielos en los Andes. Desconocemos que otra fuente de origen son los bosques de nubes. Ulcumano Ecolodge cuenta con un Centro de Interpretación considerado parada obligada de huéspedes, visitantes que van a disfrutar del día, y estudiantes de colegios.

Al ingresar lo primero que llama la atención en una colorida infografía sobre el ciclo del agua en el bosque nuboso. Aprendemos que el bosque en él que nos encontramos es un majestuoso ser vivo que traspira produciendo neblina. Esta se filtrará transformándose en agua para las comunidades nativas, flora y fauna que lo habita. También para los pobladores de Oxapampa, Pozuzo y zonas aledañas. Este ciclo seguirá produciéndose si dejamos de agredirlo talándolo para sembrar pasto y cultivos que lo degradan.

“Ecoturismo no es solo ofrecer actividades de naturaleza y cumplir con los tres factores del turismo sostenible: social, ambiental y económico. También es muy importante el componente de educación para aportar y sensibilizar a las personas que vienen a conocer tú lugar”, dice serio Eduardo de la Cadena, comprometido con despertar acciones generadoras de cambio a favor de la conservación de su amado bosque. 

En Ulcumano Ecolodge hay diversión, despertar de los sentidos y estado de presencia para todos. Los que deseen estar relajados observando la naturaleza desde las terrazas de sus cabañas o una hamaca, hasta los que quieren aventura. Unos y otros conectarán con sus raíces, aprenderán a escuchar al bosque y reflexionarán. Vivirán una experiencia transformadora. Esa es la idea.

En Rumbo:

VISITE ULCUMANO ECOLODGE

Reservas: +51 972 679 060

¿Cómo llegar? : En auto o bus Cruz del Sur por la Carretera Central. En avión a Jauja y luego auto.

Temporadas: abril a noviembre menos nivel de lluvia.

Diciembre a Marzo época de lluvia.

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