Cuando calienta el sol es momento de escapar a Ica. En bus, en auto, en moto también, llega como quieras a esta región del eterno sol, la aventura, el pisco y los insuperables paisajes marinos que esperan a pocas horas de la capital.
Un destino que se ha caracterizado por tener las mejores uvas del país, tanto para vinos como para piscos. Sus climas variados y específicos son determinantes para un buen producto como su pisco acholado Tacama, que acaba de ganar un concurso mundial en Francia, solo por citar un ejemplo.
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Pero lejos de las parras, viñedos y botellas, Ica es un destino sorprendente y aquí recordamos esos imanes que hacen de la región una de las preferidas de los peruanos.
Ica destino favorito
Su proximidad a Lima (a 3 horas y media), su economía boyante (sólo tiene 4% de pobreza) y la posibilidad de conjugar historia y diversión la hacen una de las preferidas cuando la familia o las parejas deciden tomarse unas pequeñas vacaciones.
Y es que la cuna de Abraham Valdelomar ostenta muchos recursos turísticos como las dunas para practicar sandboard, el increíble oasis de «La Huacachina» y sus casonas del siglo XIX, El Santuario del Señor de Luren, patrón de la región. Pero también hay que recorrer la cultura del lugar y visitar la colección de piezas prehispánicas que protege el museo regional Adolfo Bermúdez Jenkins y el no menos interesante Museo de Piedras que expone una colección de pequeñas piedras grabadas con actividades humanas.
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Un poco más cercana a Lima se encuentra la Hacienda San José, un vestigio colonial en el sur y uno de los últimos reductos de la esclavitud en el Perú. Ubicada en el distrito de El Carmen, aún conserva ese aire colonial que remarcan sus portales, el patio en el que se ubican yugos, arados y ruedas de carreta; y el pasadizo por el que transitaban esclavos de aquella época.
Para cambiar un poco la ruta de visita y salir de los moldes de los paquetes turísticos que exploran esta región, hay que darse una vueltita por Cachiche. A solo 4 km de Ica, este pueblo que tiene fama de ser habitado desde siglos por brujas que curan todo tipo de males. Para que quede claro lo esotérico y enigmático del lugar, una palmera de siete cabezas corona una suerte de plazuela. No muy lejos, una estatua alusiva a una bruja intentará desmoronar tu escepticismo.
Siempre Paracas
El puerto de Pisco, la bahía de Paracas y su reserva natural y las milenarias Líneas de Nasca merecen días completos para el disfrute. No en vano, Don José de San Martín ordenó el desembarco de los seis navíos del Ejército Libertador de la Expedición Libertadora del Perú en Paracas y entre el adormecedor paisaje y el horizonte de ensueño de este pedazo de costa visualizó el pendón bicolor que tendría la nueva nación liberada, al observar el vuelo de unas parihuanas que tampoco deberás perderte estando aquí.
Quien desembarque, o visite Paracas tendrá una visión liberadora tan o más parecida a la del general, solo que el panorama será distinto. Llegado aquí, podrás observar los diferentes ecosistemas, los restos arqueológicos de la cultura Paracas, el lugar donde desembarcó San Martín y la gran diversidad de fauna marina existente en este recodo costero.
Su clima agradable, sus playas de postales, sus residencias al borde del mar, el club náutico, el hotel y sus restaurantes de típica gastronomía local y marina a base de pescados y mariscos son desde hace tiempo las miles de excusas por las que todo el año vienen a recalar aquí centenares de turistas.
Hacerse a la mar
Desde su puerto de pesca, se inician las excursiones para visitar las islas Ballestas e islas Chincha. Asimismo, dentro de sus límites se encuentra la Reserva nacional de Paracas.
Con cien mil visitantes anuales, la reserva de Paracas encabeza la listas del destino que no debes perderte. Para los amantes de las aves aquí se pueden avistar como los pelícanos, los zarcillos, parihuanas, chorlos árticos, potoyunco peruano o pingüinos de Humboldt; mamíferos como el lobo chusco o el bufeo; peces como la raya o el pampanito; u otros fascinantes animales como el muimuy, el gecko o las tortugas laúd.
Ademas, observar el Candelabro, un geoglifo de 120 metros de extensión, estampado en una montaña marina y para aquellos que nunca entraron a una iglesia en medio de las corrientes se alzan los vestigios de lo que fuera la imponente formación rocosa de “La Catedral”. Y todo esto sucede camino a las Islas Ballestas.
Tanta inmensidad marina da ganas de explorar. Una zona marítima tan rica como Paracas se presta para explorar la belleza del fondo marino, entonces no hay que perder la oportunidad de bucear junto a las especies más sorprendentes y bellas de la costa sudamericana. Pero tampoco de juguetear en la superficie. Entre las muchas formas de explorar la bahía, el Kayak y el Kitesurf son unas originales propuestas para vivir una nueva experiencia en contacto con el mar. A esta se suman otras no tan nuevas como el Surf y el Windsurf.
El mar, por el simple hecho de observarlo, se vuelve una sorprendente experiencia, sobre todo si visitas Playa Roja, uno de los puntos más bizarros de la bahía por su arena rojiza y rodeada de un desierto amarillo. Este color es el resultado de la actividad volcánica tras milenarias erupciones que azotaron el Pacífico. Sin embargo, no es apta para los bañistas y solo queda apreciar esta fabuloso paisaje desde el mirador.
Vértigo y adrenalina
Las mil fornas de conocer la bahía no solo se circunscriben por vía marítima. Desde los aires la aventura es mas que espectacular. por eso la recomendación de muchos y de nosotros es que no debes perderte por ningún motivo la visión desde el aire. Vuela junto a las aves y mira desde arriba como rompen las olas. Es simplemente magia, y si eres un amante de las fotografías, este punto de vista es oro puro. Vamos vence ese vértigo que no te deja sobrevolar.
Ya con los pies en la tierra un buggy podrá conducirte por el desierto a tan solo unos kilómetros de la Reserva Nacional. Diversión asegurada con unos paisajes de una belleza asombrosa. Ideal para todos, los más pequeños si son valientes, tendrán un recuerdo imborrable.
Una de las mejores maneras de descubrir una zona como Paracas es la bicicleta. Con aquella libertad absoluta de poder disfrutar de este entorno sin igual es que estamos seguros que no te perderás ningún rincón , pero para los que ya no están para esos trotes, los tours en quad por los distintos senderos existentes en la Reserva de Paracas es una de las formas más dinámicas y aventureras de descubrir la zona. ¡Arranca motores!
Pero a los visitantes de Paracas siempre son tentados por una de las mejores experiencias sobre el aire: el sobrevuelo a las Líneas de Nazca. Existen varios tours desde la bahía que permiten el sobrevuelo de estas famosas líneas que representan trazados de animales, plantas y formas sobre la superficie del terreno desértico de Nazca –en las Pampas de Jumana- y son Patrimonio de la Humanidad desde 1994.
Comida, cultura y más
No se vaya de Paracas sin comer las delicias marinas que le esperan en los restaurantes de lujo y los que no lo son tanto. Si visitar el Complejo Pesquero Artesanal “La Puntilla” donde tendrá mas de una lección sobre el pescado fresco que deberá probar en su próximo cebiche o sudado. Sin darse una vuelta por Tambo Colorado, un conjunto de construcciones de adobe y asentamiento inca de gran relevancia en la costa peruana. O sin probar la emocionante experiencia de llegar a este paradisíaco lugar y completar toda esta ruta en una 4×4.
En rumbo:
Atractivos: La Reserva Natural de Paracas está a 259 kilómetros al sur de Lima (4 horas). A 69 km al noroeste de Ica. Entrada: S/. 5 adultos y S/. 1.50 niños. El pago da derecho al estacionamiento, área de camping y visita guiada.
Hospedajes: Recorrer Ica es más que fascinante. Para un descanso reparador, que hace de esta visita un lujo, está el Hotel Las Dunas en Ica.
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