La fiesta de la Virgen de la Candelaria es una de las más intensas del país. Todos bailan y celebran, convirtiendo a la ciudad en una vorágine de movimiento y color. Febrero, ¡allá vamos!
«Al año que viene volveré a bailar por ti, al año que viene volveré a soñar por ti, suenan las matracas de este pobre corazón, tesorito idilio de mi amor».
Cientos de danzantes corean esta promesa de veneración y retorno en honor a una virgen altiplánica, menuda y morena. Es una muestra de cariño, dicen algunos, pero, más allá de eso, el contagioso estribillo devela lo que ocurre en Puno (capital de la región del mismo nombre), cuando se inician las celebraciones en honor a la Virgen de la Candelaria.
MÁS RUMBOS:
La primera quincena de febrero la Ciudad del Lago estalla, se desborda, se convierte en danza multicolor y en insomnio fiestero. En esos días de fe jubilosa, el Parque Pino y el atrio de la iglesia de San Juan -el Santuario de la ‘Mamita de la Candelaria’- es el epicentro del jolgorio.
También es una suerte de aquelarre andino. Decenas de diablos y chinas diablas se reúnen con grupos de sikuris y conjuntos de morenos, entre otros danzantes y músicos que son fervientes devotos de la Virgen. Puno es envolvente y bullicioso cuando engríe a su patrona.
La ciudad atrapa, pero hay que liberarse al menos unas cuantas horas para surcar el Titicaca, el lago navegable más alto del mundo. Cada 30 minutos zarpan embarcaciones hacia las islas flotantes de los Uros, un archipiélago construido con totora. Aquí se puede pasar la noche o proseguir viaje hasta Taquile y Amantaní, donde los visitantes se integran a la comunidad, conociendo sus costumbres y tradiciones. Y dónde es posible celebrar también aquí a la patrona altiplánica.
De vuelta a la ciudad, no se pierda el Ingreso de Bandas. Otro un punto aparte de las ritualidades de la celebración, y una particularísima forma de anunciar los grandes pasacalles que tendrán por cualquier punto de la ciudad. No te dejes intimidar por la lluvia y consigue subir hasta el cerrito Huajsapata y desde allí otea a toda la Ciudad del Lago. Pero si lo tuyo es la tecnología y la compras, pues Puno está más que indicado: cargadores solares, cables para millones de usos, parlantes portátiles, skinner de laptops, casacas para el verano en las alturas, pan, queso…de todo hasta lo más increíble. Serás feliz como una lombriz si llevas tus pasos por el boulevard Los Incas.
Después de varios rezos y bailes, enrumbe hacia Sillustani (vía terrestre), un complejo arqueológico que resalta por sus imponentes chullpas (torres funerarias) y la cercana presencia del lago Umayo. Pero como el verano de todas maneras exige playa, Capachica, Ccotos y Chifrón, son las que esperan a orillas del Titicaca. Si inviertes tres horas más de tu tiempo, puedes llegar a Chatuma, en Chucuito, una exhuberancia en el lago navegable más alto del mundo. Eso no es todo, siempre hay más en el Altiplano y el Titicaca, pero quizás sea para una próxima travesía. Ahora, déjese llevar por el fervor de una fiesta que es considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
En rumbo:
Fechas: 2 y 4 de febrero: Procesión de La Candelaria y Concurso de Danzas Autóctonas ; 11, 12 y13 de febrero: Concurso de Trajes de Luces y Gran Parada de Veneración a la Virgen de la Candelaria.
Zarpe: Desde el puerto lacustre de Puno. Costo: Desde 10, 20 y 30 soles los recorrido más cercanos.
Hospedaje: Reserve con anterioridad. La capacidad hotelera suele ser insuficiente.
Alquiler: Separe una butaca para observar cómodamente la Parada.
El viaje: Desde Lima por vía aérea hasta Juliaca, seguir en bus hasta Puno. Desde Cusco y Arequipa por vía terrestre.
Vive esta experiencia con Rumbos Viajes
Entérate de toda la programación aquí
Fui y me gusto mucho una danza autóctona con plumas gigantes en la cabeza y las mujeres parecían pequeñas muñecas, fue un experiencia hermosa ir a Puno.