La Casona: mixtura de sabores en Puno

Hay ciudades dónde se come bien en cualquier lugar. Es un don que probablemente tenga que ver con el espacio, el clima y los ánimos de sus pobladores. Otras sin embargo no tienen ese encanto y deben cargar con la fama de una cocina sin mucha virtud y luchar para salir del cerco regional, típico y del mero trámite para calmar el hambre.

_{Ambientes con aires republicanos en La Casona. Foto: La Casona}

A Puno le ha tocado lidiar con esta suerte y por eso encontrar un restaurante que ocasione una epifanía de sabores en la boca, es motivo de alegría. Y mucho más si en las calles toda la ciudad se ha paralizado a causa de los festejos de La Candelaria.

Mientras que en el Centro Histórico de Lima, las casonas republicanas lucen rodeadas del esmog de los vehículos, al borde del colapso o en llamas, en Puno una de sus emblemáticas casonas llegó a ser testigo de un nuevo concepto de restaurante.

_{Para los paladares más desconfiados a las innovaciones. pizzas y pastas versión andina. Foto: La Casona Restaurant}

Desde 1990, el placer de la comida, la calidez de un servicio personalizado y un ambiente familiar, son los pilares de la Casona Restaurant, un local donde su carta muestra la armonía entre la cocina criolla, puneña e internacional.

La sorpresa te la llevas cuando ocurre la presentación gloriosa del lomo de alpaca en suave salsa picante, una variante del codiciado lomo saltado. La hora de la verdad comienza cuando se sirve en la mesa un suculento platillo de quinotto y verduras salteadas. Mientras una trucha en costra de quihuicha bañada en salsa de maracuyá servido con puré de papas al hinojo y legumbres a la mantequilla; parece sacada de otro planeta y encandila los paladares de cualquier foodie exigente que ha venido por estos lares a navegar en el Titicaca.

_{Apetitoso lomo de alpaca . Foto: La Casona}

A partir del 2011, la Casona Restaurant decida mudarse a un nuevo local, más amplio y considerado como uno de los lugares más cómodos, ubicado en el corazón mismo de la ciudad a tan sólo dos cuadras de la Plaza de Armas , pero sin perder el estilo en el ambiente que tanto caracterizó al primer local.

Muchos de los platos contiene insumos locales y en su carta figuran platillos que presentan pescados del mismo Titicaca, además de las clásicas pastas, pizzas y postres para engreír a los comensales menos arriesgados y más reticentes a esta suerte de fusión de la comida altiplánica.