El vino Wayocari, producido en Viñedos del Inca en Huayoccari, Cusco, es una joya enológica que crece a casi 3.000 metros sobre el nivel del mar. Más que un vino, es una expresión auténtica del Valle Sagrado y su gente. A continuación, exploramos su historia, su proceso de elaboración, su impacto en la comunidad y por qué está conquistando los mejores restaurantes del Perú.
Wayocari: el vino de autor nacido en el Cusco
Desde un punto de la localidad de Huayoccari, en Cusco, se observa el río Vilcanota corriendo con fuerza tras las lluvias intensas. En este imponente escenario del Valle Sagrado de los Incas, a 2.940 metros sobre el nivel del mar, crece uno de los proyectos vitivinícolas más singulares del país: el vino Wayocari. Esta zona, considerada una de las más altas del mundo donde actualmente se cultivan uvas, rescata una herencia que se remonta al siglo XVI, cuando el Inca Garcilaso de la Vega mencionó los primeros viñedos cusqueños en la hacienda Marcahuasi.

Un proyecto familiar con raíces profundas
El vino Wayocari se siembra y produce en Huayoccari, un centro poblado en el distrito de Huayllabamba, donde el empresario limeño Carlos del Campo decidió sembrar algo más que vides: un legado. Con más de 20 años en el rubro de la biotecnología médica y una pasión por el vino alimentado por sus viajes junto a su esposa Silvana Robinson, Del Campo inició este proyect, Viñedos del Inca, hace seis años junto a su familia, convencido de que la altura y la tierra del Cusco eran el entorno ideal para crear un vino único.
De un sueño hotelero a la creación de un vino de clase mundial
Inicialmente, el plan era construir un hotel boutique en el Valle Sagrado. Sin embargo, la pandemia y los altos costos del proyecto “faraónico” llevaron a Del Campo a enfocarse en una pasión más cercana: el vino. Inspirado por la viticultura en Tarija, Bolivia, y el desarrollo de vinos de altura en Uruguay y Francia, decidió importar cepas como tannat, malbec, petit verdot y gewürztraminer desde Burdeos y Alsacia, apostando por un terroir cusqueño aún inexplorado.
Huayoccari: tierra fértil, cultura viva y trabajo conjunto

En Huayoccari, la tierra no se compra fácilmente. La comunidad valora profundamente sus tierras agrícolas, lo que llevó a Del Campo a adquirir pequeños lotes y alquilar otros para conformar las dos hectáreas de cultivo actuales. Este vino no solo es producto de la altura y el suelo cusqueño, sino también del esfuerzo de la comunidad local. Hoy, alrededor de 20 trabajadores fijos —todos del centro poblado de Huayoccari— participan en la producción. Entre ellos destaca Lucio Alccacuntor, técnico agropecuario de 74 años, quien, a pesar de haber perdido la vista, sigue liderando el trabajo de campo con la ayuda de su hija Carla. La viticultura se ha convertido en una fuente de esperanza y empleo frente al declive económico del cultivo tradicional de maíz.
Viñedos del Inca: tradición, tecnología y sostenibilidad
La nueva bodega de Viñedos del Inca, diseñada por el arquitecto Carlos Rey, cuenta con maquinaria italiana, barricas de roble francés y americano, y capacidad para producir hasta 10.000 litros. La producción se realiza sin el uso de insecticidas y siguiendo principios ecológicos. Con la asesoría del enólogo argentino Ezequiel Bellone, que viaja cada tres meses al Cusco, y el acompañamiento de Ariel Rubini (ex Ocucaje) y Mauricio del Campo (hijo del fundador), Wayocari busca posicionarse entre los grandes vinos del mundo.
Wayocari, el nuevo símbolo del vino peruano de altura
Wayocari ha logrado ubicarse en las cartas de prestigiosos restaurantes como Astrid & Gastón, Mayta, La Rosa Náutica y Mérito. Su producción limitada, su calidad, y las condiciones extremas de su elaboración lo convierten en un vino exclusivo y de culto. El sommelier Pedro Cuenca lo considera un hito para el vino peruano, tanto por su altitud como por el nivel de inversión y complejidad que representa su desarrollo.
Tannat y Gewürztraminer: las uvas que se adaptan al cielo cusqueño
El proyecto comenzó con la variedad Tannat , importada desde Burdeos, Francia, elegida por su capacidad de adaptación a la altitud y su riqueza en taninos y polifenoles. Más adelante se incorporaron Petit Verdot y la aromática Gewürztraminer , originaria de Alsacia. La combinación de altitud, amplitud térmica y suelos andinos confiere a estas uvas un carácter único, expresado con elegancia en cada botella de Wayocari.


El vino que honra la tierra y a su gente
Wayocari no es solo un vino. Es el reflejo del respeto por la tierra cusqueña, de la colaboración con la comunidad de Huayoccari y del deseo de proyectar al Perú en el mapa vitivinícola mundial. En cada copa se siente el clima extremo, el espíritu de los Andes y la calidez de una comunidad que trabaja unida por un sueño. Wayocari es mucho más que un vino; es un símbolo del potencial vitivinícola de Cusco, una región hasta hace poco ajena a este cultivo. Con un enfoque en la excelencia, el respeto por el entorno y la participación comunitaria, este vino de autor proyecta una nueva identidad para el Valle Sagrado. Desde las montañas del Perú, Wayocari ya comienza a contar su historia en cada copa.
En rumbo:
Características del vino Wayocari: la altura como esencia
Región: Cusco, Valle Sagrado
Altitud: 2.940 msnm
Variedades: Tannat (principal), Malbec, Petit Verdot, Gewürztraminer
Vista: Rojo púrpura intenso con ribetes rubí
Nariz: Frutos negros ( mora , saFrutos negros (mora, saúco), notas de vainilla de barrica
Boca: Seco , cuerpo medio – alto ,Seco, cuerpo medio-alto, acidez marcada, taninos redondos, retrogusto largo
Alcohol: 14 ° – 1414°–14,5°
Crianza: 12 meses en barrica, 13 meses en botella
Es ideal para maridar con carnes andinas como alpaca, cuy o cordero. Ronald Carhuas, sommelier jefe del restaurante Mayta, lo ha incluido en su menú degustación para acompañar una costilla de res con cushuro y chincho, destacando su “energía cusqueña”.
