En el Día del Pisco, el embajador del destilado de uva, Johnny Schuler, nos regala una cátedra de cómo catar pisco y no fallar en el intento. ¡Salud!
Gunther Félix / Revista Rumbos
Desde el otro lado de la barra, Johnny Schuler sujeta una copa con pisco. Lo contempla de lado a lado, de abajo a arriba. Luego lo acerca a su nariz para aspirar el alma del aguardiente de uva. “Mmm… pasto recién cortado, tierra húmeda, cítrico”, trata de descodificar el aroma antes de saborearlo, sentirlo, ingerirlo suavemente.
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Tres pasos. Tres sentidos. Tres variedades de pisco -puro, el acholado y el mosto verde- para catar en su primera vez sin tener que ser un experto en la materia, basta con aprender a disfrutarlo. Por eso, antes de que este fin de semana se anime a probar algunos exquisitos cocteles por el Día del Pisco Sour, empiece por conocerlo con la siguiente guía recomendada por el maestro Schuler, peruano de pura cepa.
Amor a primera copa
Antes de comenzar a enumerar los pasos para que un principiante aprenda a catar, el experto añade que primero debe definirse que el pisco es el producto obtenido de la destilación de mostos recientemente fermentados de ocho uvas pisqueras producidos en los valles costeños del Perú. Por tanto, no es un destilado de orujos.
“Ahora los peruanos bebemos más pisco”, recalca sobre el auge que esta bebida nacional está teniendo en los últimos años. Por ello, aconseja a tomar apunte de algunos detalles para descubrir con el paladar un buen pisco.
Sin color
Al igual que un diamante en líquido, el pisco es transparente, incoloro y mucho más brillante que el agua pues no presenta sedimentos.
A diferencia de otros destilados como whisky, gin, vodka, ron, tequila, arak, coñac, armañac o aguardiente chileno, el pisco no se añejan porque no necesita roble para tener su propia personalidad. “El licor de chile no tiene buena estructura, por eso necesita de elementos exógenos”, repetiría en varias entrevistas Johnny Schuler.
Olor limpio
Todos los piscos son aromáticos, debido a que no mezclan otros olores que no sean de la uva en la medida posible. Y es que cada elemento externo puede influir tanto en el proceso como la misma bebida.
Al poner la copa en la nariz, cada catador podrá ir descubriendo cientos de aromas que se asemejen a las flores y frutas, entre otros. Por tanto, el pisco no debe ser agresivo con el olfato, en el peor de los casos, un mal aguardiente de uva podría oler a caucho quemado, eructo de bebés, pila de gato o hasta a acetona.
En boca
No hay mejor momento que mojar la boca con el pisco, saborearlo antes de ingerirlo. Un buen pisco que es pura cepa no debe arder ni amargar al paladar.
“En casi todas los países del mundo, la tequila, el wisky, gin o vodka tiene que destilarse a una alta graduación alcohólica, llegando a veces hasta los 90° de alcohol para después reducirse con agua”, precisa la diferencia del pisco que no necesita de un líquido, además está prohibido en el Perú. Tiene que salir del alambique entre 38 y 48° de alcohol, finaliza. ¡Salud!
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