Por Ramiro Valdivia Vargas / Noticias SER
En los años 90, mi abuelo decía que había llegado “apoyo del gobierno” y se iba a recogerlo al local comunal; al retorno traía unos kilos de habas, lentejas, harinas, aceite, tal vez otras cosas más. Un común denominador de estos productos era la imposibilidad de cocinarlos o el mal estado en que se encontraban; entonces, muchas veces terminaban como alimento de los chanchos o las gallinas. Además, nuestras parcelas producían varios de esos productos.
INGRESA aquí a la LISTA DE PRODUCTORES locales para que los municipios puedan canalizar sus compras durante esta emergencia.
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Han pasado más de 20 años y las políticas en materia social evolucionaron. La comunidad académica, la experiencia nacional e internacional hablan de transferencias monetarias como la mejor forma de brindar soporte a las poblaciones en condición de pobreza, previa focalización. Durante esta emergencia se siguió este modelo y se viene transfiriendo un bono a más de tres millones de hogares. El reto es grande y el sistema de focalización del país no llegó a buen ritmo y mostró algunos escandalosos infiltrados, pero el modelo no pierde vigencia y requiere mejoras urgentes.
Contrario a esta tendencia, el gobierno central decidió volver a las viejas prácticas de distribuir alimentos de manera directa; esta vez, a través de los gobiernos locales, que aún deben estar procesando la compleja tarea, por lo menos a nivel urbano. Lo contraproducente de esta medida es que no hace distinción de ningún tipo, asignando recursos de manera proporcional a la población del distrito. Al parecer la consigna fue: a todos o a nadie. Sin pensar más.
A la luz de los hechos no habrá marcha atrás en esta decisión y solo toca vigilar su adecuado uso. Sin embargo, se puede maximizar su impacto con algunas mejoras, por ejemplo, el gobierno debe disponer que el 30% (como mínimo) de las canastas debería estar compuesto por productos agropecuarios locales, básicamente para las compras urbanas. Esto no solo garantiza un mayor volumen de alimentos, también posibles mejoras en el precio de los productos agropecuarios como la papa y la quinua, que se han desplomado y que podrían arruinar a miles de hogares del campo. El Ejecutivo debe saber, que los campesinos no esperan ninguna canasta; ellos solo quieren que sus productos sean adquiridos a precios justos, solo eso.
Vale recordar que, en el 2019, el gobierno tuvo que disponer 50 millones de soles para comprar excedentes de papa, que se distribuyó a familias pobres en un contexto regular. Sin embargo, hoy existe una necesidad y están los recursos asignados a cientos de municipios urbanos que debe servir para ayudar a los hombres y mujeres del campo, que con un enorme esfuerzo cultivan alimentos fundamentales para esta crisis. No esperemos medidas de protesta.
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