Un lugar tan especial como Calca, en el que se disfruta de los dones que ofrece el Valle Sagrado, duplica sus bondades en alojamientos como el de Ämak Valle Sagrado, cuya calidez, vamos, el “apapachamiento” a los visitantes, es una marca de la casa. Tanto, que el grupo que aguarda en este alojamiento no se conforma con cumplir como se espera de un lodge rural, sino que tienen como principio impactar en sus huéspedes, superar sus expectativas.
Ämak en un valle de la abundancia
La conveniente ubicación de Amak Valle Sagrado, que se alza a un lado del río Vilcanota, supone un enclave perfecto para disfrutar toda la prestancia de este pedazo del valle. A un lado, La Catalina, una roca enorme en medio de la tórrida descarga del Wilkamayu y en el horizonte el Pitusiray y Sawasiray, dos montañas que tutelan el paisaje. Todos ellos convertidos en “huacas” (roca y montañas) invitan a explorar y adentrarse en estos parajes .
Para tender puentes entre sus huéspedes y los principios de la sostenibilidad, el hotel organiza experiencias privadas en Calca. Y uno de estos paseos resulta de lo más apetecible: el tour por los biohuertos de la Escuela Agroecológica Ecohuella.
Aquí uno puede deambular por los campos de lechugas y coles, maravillarse con el color inaudito de acelgas y tomates, reparar que hay calabazas colgando de los árboles y un caprichoso biohuerto, en forma de mándala, para evitar las plagas. Y, en sí; el día puede pasarse aprendiendo sobre métodos de producción agrícolas tradicionales. Se trata de un recorrido que permite conocer el manejo de algunas huertas familiares en el anexo de Sacllo. Estando allí te invitarán a cosechar legumbres y hortalizas, y a cocinar el producto recién cosechado que es como sabe mejor.
Experiencias del valle
Pero hay otras experiencias más: las que te llevan a recorrer el lado b de un paraje siempre sorprendente, la que te guía, por ejemplo, a la Cooperativa Agraria Usuarios Cristo Salvador de Urco donde funciona el pequeño Museo del Maíz.
Coloridos, granos de maíz, frejol o semillas nativas, forman parte de la colección; pero también de las finas aplicaciones de joyería en plata que produce la Asociación de Jóvenes de Imperio Urco. Joyería y bisutería que echa mano del patrimonio natural y produce con ingenio… Parte de la experiencia es que las visitas participen de algunos talleres y elaboren su propias joyas.
Filosofía del respeto
Ese respeto por lo cercano, por lo que circunda, por lo que separa cero kilómetros, se respira en el restaurante de Ämak Valle Sagrado. De acuerdo a su temporalidad, el joven y creativo chef de este refugio, Jorge Aguilar, transforma las materias primas de la localidad, en una extraña carta de autor, la cual es un completo misterio hasta el momento exacto en que se sirve. Momento en el que además uno se da cuenta que las cosas no están en su lugar pero que terminan causando una explosión en el paladar y en el corazón.
Desconexión o aventura
Dalo por hecho. Encontrar por fin el tiempo para leer un buen libro, de cara al sol de los andes, escuchando el susurro ribereño, es una forma de merecerse unas vacaciones para muchos de nosotros. Aunque es posible también ponerse en marcha y cruzar el Vilcanota por el puente de Huarán y seguir el camino en bicicleta o a pie para encontrarse cara a cara con el Apu Pitusiray. Considéralo, tanto oxígeno gratuito, ¡hace tanta falta!
Al final el concepto de Ämak queda claro: apoyarse en lo local para generar valor, cuidar de la naturaleza que lo rodea para que favorezca a las comunidades nativas y a la experiencia de los viajeros. Pero el grupo Ämak tiene claro también el panorama hotelero y viene incursionando en inmobiliaria turística, manejando un sistema de renta que en el extranjero se llama condo-hoteles. “Cada chalet, o habitación tiene un propietario y lo da a Ämak para que éste lo rente y administre en su ausencia. Los dueños vienen una vez o dos veces al año a pasar sus vacaciones en medio de la naturaleza, pero el resto del tiempo sus casas son alquiladas por Ämak” – nos cuenta Enrique Navarro, responsable de esta propuesta hotelera :“Tenemos 23 habitaciones y queremos sumar 20 más aquí en Cusco. También estamos haciendo caminar nuestro próximo proyecto en Vichayito. Ya hemos construído 17 casas. En febrero del 2020 estaríamos abriendo en el norte”.
La sobresaliente experiencia gastronómica se elevará gracias a las extraordinarias vistas desde el balcón a los alrededores. Flotando entre el cielo azulino y el río Wilcamayu, Ämak Valle Sagrado ofrece la oportunidad de fundirse con el delicioso paisaje andino de este valle cusqueño tan mítico como sorprendente.
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