Por Carlos Rangel
A la hora de viajar a Estados Unidos de Norteamérica (USA) el prejuicio viajero nos limita a pensar en espacios apoteósicos, icónicos, modernos, aquellos que uno suele ver en las películas y que por alguna razón existe una obsesión por destruirlos. Se nos vienen a la mente imágenes de la Estatua de la Libertad, del Empire State, del Capitolio o de la Casa Blanca. Algunos incluso mantienen la idea que al ser un país con tanta fusión cultural termina por no teniendo una propia. Y es que este mundo es tan fascinante que basta con ir más allá de nuestras propias barreras mentales para entender que tenemos mucho aún por descubrir. Un ejemplo, la hermosa ciudad de San Agustín (Saint Agustine) en la parte norte de la costa este del estado de Florida.
Un poco de historia
St. Augustine siguió siendo el centro del control español de la costa Atlántica. En 1586, el marinero inglés Sir Francis Drake atacó e incendió St. Augustine, pero los españoles la reconstruyeron. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, St. Augustine sufrió repetidos ataques de expediciones inglesas y de los indios americanos pero los españoles lograron mantener el control. Sin embargo, bajo el Tratado de París, Inglaterra adquirió la Florida como una de las recompensas de la guerra contra los franceses y los indígenas.
En 1783, Inglaterra devolvió la Florida a España, pero Estados Unidos logró negociar el control absoluto de la península, la cual se convirtió en un territorio de la joven nación en 1821.
Más de doscientos años de dominio extranjero habían cansado a los indios americanos. Con la pérdida de sus tierras a las cosechas de plantaciones, ellos contraatacaron en una serie de guerras conocidas como las Guerras de los Seminolas. Se los subyugó finalmente en 1842.
En 1845, la Florida se convirtió en parte de los Estados Unidos, pero en 1861 se separó de la Unión y se convirtió en parte de la Confederación. En 1862, St. Augustine se rindió a las fuerzas de la Unión y fue ocupada pacíficamente durante el resto de la Guerra de Sucesión.
El fin de la guerra marcó el comienzo de St. Augustine como un centro turístico. Su arquitectura al estilo español, su entorno natural excepcional y su clima perfecto convirtieron a St. Augustine en uno de los lugares favoritos de los visitantes procedentes del norte.
Henry M. Flagler vio el enorme potencial de la ciudad y compró un ferrocarril para transportar a los pasajeros desde Nueva York hasta St. Augustine. El viaje duraba menos de 24 horas. Sus dos grandes hoteles, el Hotel Ponce de León y el Alcázar, eran lo suficientemente suntuosos como para atraer a los ricos y famosos. ¡St. Augustine ya tenía por cierto su lugar en el mapa!
Hoy en día, St. Augustine es uno de los destinos de la Florida más populares. Su encanto, su historia y su hermoso entorno hacen que éste sea un lugar para descubrir y explorar. Los aficionados a la historia, los entusiastas del deporte y los amantes de la naturaleza hallarán en St. Augustine un lugar natural para descubrir a la Florida.
Fundada por españoles en 1565, esta joya histórica en Florida ya celebró sus 450 años de fundación. Recorriendo a pies sus calles empedradas verás la primera casa, iglesia, escuela y uno de los primeros hospitales entre los edificios más antiguos del país.
El primer fuerte de EE.UU. conocido como el Castillo de San Marcos es una de las mejores formas de conocer St. Augustine. Según sus estadísticas recibe en promedio 3,500 visitas diarias durante los fines de semana de verano. Es la fortaleza de piedra más antigua del país, donde verás disparar cañones al mar durante los fines de semana (4 horarios al día), cómo dormían los soldados y la oscura mazmorra de piso de tierra donde prisioneros y desertores pasaron los peores días de sus vidas. Desde el famoso Puente de Los Leones hay un paseo marítimo o malecón que te lleva hasta la puerta del Castillo y de ahí a pie, en auto o tranvía turístico es ideal para iniciar el recorrido por el resto de la ciudad.
La casa más antigua se conoce a través de una visita guiada que te permitirá imaginar cómo vivieron las familias españolas y británicas que habitaron la Casa González-Alvarez, que alrededor del 1650 fue construída de madera y en 1715 reforzada con cemento y conchas de mar. No está precisamente en el centro de la ciudad, pero vale la pena ir hasta el barrio donde se halla, percibir el olor a polvo y humedad de sus habitaciones y disfrutar de sus preciosos jardines interiores.
El primer hotel lujoso de concreto es donde actualmente funciona el Flagler College. El edificio fue construido en 1887 en tan solo 16 meses, fue un capricho de su propietario quién lo inauguró de forma majestuosa bajo el nombre de Hotel Ponce de León. Las visitas también son guiadas y podrás admirar espectaculares murales tallados a mano, vitrales de Tiffany y mosaicos y relieves de terracota en sus paredes y techos. De arquitectura renacentista, más de 100,000 barriles de cemento lo convirtieron en el primer edificio en el país hecho en hormigón. Aquí estuvieron las primeras de las 7,400 habitaciones que tiene actualmente St. Augustine para los turistas.
Un dato curioso que se cuenta es que acá se celebró el primer “Día de Acción de Gracias”. Según sabemos, el Día de Acción de Gracias nació en noviembre de 1621, en una de las colonias de lo que hoy es Massachusetts, cuando colonos e indígenas del lugar celebraron una buena cosecha. Pero al parecer no fue así. Según claman algunos historiadores, el primer Día de Acción de Gracias lo presidió el Padre Francisco López de Mendoza Grajales en el lugar donde se encuentra este altar, el 8 de septiembre de 1565, entre españoles e indios Timucua para celebrar la fundación de St. Augustine. La historia como verán nos sigue sorprendiendo.
Y sobre la gastronomía local habría que mencionar la amplia oferta de restaurantes y bistros, cafeterías y delis así como bares con terrazas que se distribuyen a lo largo de sus pintorescas calles. La Calle St. George es el corazón de San Agustín, repleta comercios y tiendas, galerías de arte y tiendas de regalos. En cuanto hoteles existe una oferta variada con la presencia de reconocidas marcas como VOCO perteneciente a la cadena de hoteles IHG aunque también están los hoteles boutique que son los que se han instalado en casonas antiguas del centro histórico y que han sido remodeladas para ofrecer experiencias más personalizadas y un toque especial.
Existe también una antigua leyenda que hable de una “Fuente de la Juventud”. Supuestamente en este lugar, el explorador Juan Ponce de León se topó con los indios Timucua. Había escuchado de un río mágico donde los viejos de una tribu se bañaban y rejuvenecían. Al ver este manantial y a los nativos con piel joven y más altos que él (que medía menos de metro y medio), creyó encontrar el lugar. Hoy miles de personas beben esta agua que filtra de manera natural y hasta la compran embotellada por un aproximado de $2.50.
Cruzando el Puente de los Leones que une los pedazos de tierra de esta parte de la costa se encuentra el famoso Faro de San Agustín. Si bien se puede caminar esta vez lo más recomendable es hacerlo en auto o tour. Su imagen es inconfundible debido a su fachada de rayas blancas y negras que se eleva 50 metros sobre el nivel del mar. Fue construìdo en 1874 y desempeñó un importante papel en la historia del puerto más antiguo de los Estados Unidos. Cabe mencionar que la estación de luz St. Augustine es una ayuda privada para la navegación y un faro activo aún, a pesar de su construcción entre 1871 y 1874. Al subir los 264 escalones hasta la parte superior se puede apreciar una espectacular vista de la ciudad y playas. Se habla de historias de fantasmas que habitan la torre pero felizmente no tuvimos la fortuna de cruzarnos con alguno. ¡Habrá que volver de noche!
El faro se encuentra en la Isla Anastacia, una isla de barrera comprendida en gran parte por el Anastasia State Park que alberga más de 1,600 acres de playas vírgenes, marismas, hamacas marítimas y antiguas dunas de arena. Los amantes del ecoturismo podrán encontrar un rico ecosistema de aves zancudas, águilas pescadoras, empavesados pintados y currucas.
Algunos senderos naturales como el Ancient Dunes ofrecen la oportunidad de ver la fauna y es bueno para todos los niveles de habilidad. Por otro lado en St Agustin Beach puedes pescar en el muelle St. Johns County Ocean Pier. También, hay un parque costero con canchas de voleibol para quienes gusten de ese deporte, un área de juegos para niños muy divertida. El parque Ocean Hammock, es un destino de desove de tortugas. Allí también tendrás senderos naturales y zonas de pícnic.
Cuantas veces visitamos La Florida, cuantas veces pensamos que la historia de esta gran nación había empezado más al norte o en la costa opuesta. Tal vez esta sea una gran lección que sólo el “viajerismo” te regala: traer abajo tus prejuicios. “San Agustín”, como lo decimos los latinos, es el mejor secreto de La Florida, el “Estado del Sol” suma un atractivo a su gran oferta de entretenimiento, un destino romántico sin duda, pero a su vez divertido para recorrer con amigos y familia.