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Cienaga Grande de Santa Marta, reinos palafitos

Por Carlos Rangel

En la ruta del Atlántico colombiano, entre Santa Marta y Barranquilla, se encuentra este mágico espacio natural conocido como la Ciénaga Grande de Santa Marta. Algunos se confunden con el Pueblo Patrimonio Ciénaga que se fundó a raíz del boom bananero pero este espejo de agua y su singular ecosistema existían mucho antes.

Foto: Carlos Rangel

La descripción técnica de una ciénaga es la siguiente: Terreno pantanoso o que está lleno de cieno, lodo blando que se deposita en el fondo de lugares donde hay agua acumulada o en sitios bajos y húmedos. La Ciénaga Grande de Santa Marta es la laguna costera más grande y productiva de Colombia, cuenta con 45,000 hectáreas y es allí donde el río Magdalena y el mar Caribe se funden. El sitio alberga una gran variedad de fauna —mamíferos, aves y peces— y flora. En su extremo sur posee un hermoso santuario compuesto por manglares, pantanos y bosques anfibios.   

Foto: Carlos Rangel

Cabe destacar que este complejo lagunar fue declarado Reserva del Hombre y la Biosfera por la Unesco. Y el Santuario de Flora y Fauna Ciénaga Grande de Santa Marta es Parque Nacional y Humedal de Importancia Prioritaria Internacional bajo la Convención Ramsar, tratado intergubernamental para la protección de ese tipo de ecosistemas. En resumidas este ecosistema es único y de vital importancia para el planeta.

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La aventura de hoy nos lleva al embarcadero turístico en donde abordamos una lancha para cruzar este gran cuerpo de agua y surcar los canales para adentrarnos en el corazón de la Ciénaga en donde nos solo viven un sinfín de especies sino incluso coexisten 3 comunidades de pescadores que a lo largo de muchos años adaptaron sus vidas a este lugar tan especial. 

Construídas sobre las aguas tranquilas de la ciénaga y apoyadas en pilares o simples estacas de madera, están las casas de sus famosos pueblos palafíticos, habitados por pescadores desde 1800. Los más de 2,500 pobladores del lugar han visto morir los peces a causa de la degradación de la ciénaga y, al vivir en un sitio al que solo se accede por el agua, tienen pocas oportunidades laborales además de la pesca. Lo que muchos de nosotros damos por sentado, para ellos es un lujo: servir un vaso con agua o llegar a un médico en 20 o 30 minutos.

Hoy las comunidades ven con mucho optimismo el turismo comunitario y el ecoturismo, desarrollando poco a poco la infraestructura y oferta para compartir con viajeros y turistas su hábitos y costumbres. Este es uno de los mejores sitios en Santa Marta para hacer avistamiento de aves, ya que puedes encontrar muchas especies endémicas. Entre los mamíferos que uno puede tener la oportunidad de encontrar están el mono cariblanco, manatíes, caimanes, nutrias entre otros. Y por otra parte el arte de la pesca, su artesanía en madera y sus danzas típicas.

El intercambio cultural con las comunidades de pescadores que se vive aquí es muy enriquecedor, sus carencias parecen camuflarse con el colorido de sus casas y las sonrisas de su gente.  Las comunidades palafíticas del Magdalena son las únicas que existen en Colombia, en total hay tres, nuestra visita incluyo solo dos, Buenavista y Nueva Venecia. En la primera tuvimos la oportunidad de interactuar con el líder de la comunidad quien nos dio testimonio de lo que ha sido su vida, el nació acá mismo y no concibe vivir en otros lugares que no sea la Ciénaga. Nos cuenta de sus abuelos, de sus padres, de cómo paso de generación en generación la sabiduría, como construir sus casas y mantenerlas a flote con un clima y planeta tan variante que los llevo a situaciones extremas.

Conocer los pueblos palafitos de la Ciénaga Grande del Magdalena es vivir una experiencia apasionante, una excursión que vale la pena hacer, no solo a un lugar, sino a la historia de vida y resiliencia de una comunidad que ha decidido olvidar y seguir adelante, pintando de colores sus vidas y sus casas para demostrar la alegría con la que viven aún sin tener muchos lujos.

Iniciamos nuestro regreso a toda velocidad, la lancha parece volar sobre este espejo de agua. Al fondo la Sierra Nevada vigilante e imponte, hemos tenido suerte este despejada. El calor no baja la guardia, pero la brisa nos golpea la cara y como traemos el corazón recargado nada nos importa. Cerramos la excursión de hoy con un almuerzo de arroz de coco y langostinos. Una cerveza artesanal para calmar la sed y hacer un recorrido por rápido por Ciénaga, considerado en la lista de Pueblos Patrimonio de Colombia.

Un agradecimiento especial a la Bessones Turismo, por esta aventura.

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