Por Carlos Rangel
Como atraídos por el destino fue la curiosidad la que nos trajo hasta el origen del vino en el continente americano. Sin programarlo y sin buscar este destino llegamos a Parras de la Fuente, como formalmente fue rebautizado. Conocido también como “el oasis de Coahuila”, por sus manantiales entre arboledas, nogales y por sus campos de vid, Parras se encuentra a 230 km hacia el suroeste de Monterrey, unas dos horas y media en auto a través de un hermoso paisaje desértico.
Si bien México es mundialmente conocido por el Tequila, en cuestión de vinos Baja California y Guanajuato son los que se han posicionado muy bien en el mapa cuando se trata de la producción vitivinícola. Pero lo que muchos enófilos no saben es que hay otra área de México que produce vino desde hace más de 400 años.
Con 422 años de historia y tradición, Parras se destaca por ser la cuna de la vitivinicultura en América, pues aquí sigue operando de forma ininterrumpida la bodega de vinos más antigua de América: Casa Madero en lo que fuese la Hacienda San Lorenzo.
Parras de la Fuente o simplemente Parras, es la cabecera municipal del municipio homónimo en el estado mexicano de Coahuila en la parte norte de la república. Localizado en la región sur del estado, fue fundada en 1598 siendo así de las primeras poblaciones españolas en La Laguna al igual que Mapimí y Cuencamé. Fue durante la búsqueda de oro que los conquistadores españoles hallaron vides en este territorio e iniciaron la centenaria tradición vitivinícola en América con la venia de la corona.
Las bondades naturales de la zona, caracterizada también por la presencia de manantiales, motivó que los jesuitas Jerónimo Ramírez, Francisco de Arista y Juan Agustín de Espinosa establecieran en 1594 la Misión de Santa María de las Parras —hoy Parras de La Fuente— y con las uvas de las viñas nativas produjeron el primer vino de la región. Un año después, Don Lorenzo García, uno de sus pobladores, solicitó una merced o dotación de tierras al rey de España Felipe II, quien finalmente autorizó en 1597 la siembra de viñas en esta zona. Tras ser propiedad de distintas familias, don Evaristo Madero compró la hacienda en 1893, la remodeló y fundó en ella el viñedo y la bodega que dan vida a lo que hoy se conoce como Casa Madero.
Desde entonces las mejores épocas para cultivar la vid siempre han sido la primavera y el verano, ya que los campos se cubren de verde y Parras se transforma en un verdadero oasis. Nosotros llegamos a mediado de noviembre, con los campos sin fruto, pero las barricas repletas de este elixir. Anualmente, los días 9 y 10 de agosto tiene lugar un festival para celebrar la vendimia: cuando llega la esperada festividad, los habitantes se engalanan con sus trajes típicos y bajan de las montañas para bailar alrededor de una hoguera, antes de pisar las uvas y agradecer por la cosecha.
Dada su antigüedad y continua operación la fábrica-museo de Casa Madero es una parada obligatoria que permite apreciar antiguas maquinarias o herramientas utilizadas para la elaboración del vino, como prensas de madera que datan de finales del siglo XVII y principios del XVIII, o imponentes barricas circulares. Pero Parras cuenta en la actualidad con más casas de vino con gran prestigio y reconocimiento tales como la bodega Rivero González y el viñedo de Don Leo, este último a una hora de Parras y a 2000 m.s.n.m., para clasificar entre los más altos del mundo. En este último se trabaja con uvas importadas de Francia que han conseguido fabricar el único vino kosher certificado de la nación azteca.
MÁS RUMBOS:
Como precedente histórico de la cultura viticultura en México, el 20 de marzo de 1524 Hernán Cortés firmó un decreto donde se ordenaba que todos los españoles con encomiendas, debían plantar anualmente mil viñas españolas y autóctonas por cada cien indígenas a su servicio, para lograr una combinación rápida en las nuevas tierras. Entre las variedades de uvas para vino tinto cultivadas en Parras de La Fuente, se encuentran Cabernet Sauvignon, Merlot, Shiraz y Tempranillo. Mientras que para vino blanco se cultivan las variedades de Chardonnay, CheninBlanc, Semillón y Colombard.
Inaugurada en 1998, Bodega Rivero González es un viñedo moderno que produce vino y nueces, otra especialidad de la zona. Si bien es relativamente pequeña, produce 10 vinos, en particular un blanco que agrada a las multitudes llamado Blanco, que solo utiliza uvas de origen local, lo que lo convierte en un excelente lugar para probar un producto verdaderamente coahuilense. Después de un recorrido por la propiedad, se puede disfrutar de una degustación de vinos combinados con quesos y fiambres. Y si no tienes tiempo para ir al viñedo, también puedes comprar una botella para disfrutarla luego al pie de la chimenea o fogata de tu hospedaje.
Una hora a las afueras de la ciudad de Parras encontrarás el viñedo Don Leo, uno de los más altos del mundo. Un viñedo increíblemente hermoso, Don Leo está rodeado por el desierto de Coahuila con espectaculares vistas sobre casi 50 hectáreas de tierra. Al llegar al viñedo, pasas enormes cactus, toros pastando y un paisaje de película. Todos pertenecen al viñedo y son parte de un proyecto de sustentabilidad más amplio. Las uvas cultivadas por Don Leo’s Vineyard son todas importadas de Francia y son el primer viñedo en México en producir un vino kosher certificado, además el chardonnay y el shiraz han ganado importantes premios en la escena mundial del vino.
Pedaleadas Mágicas es el emprendimiento de Neftali, nuestro anfitrión que coincidentemente proviene de nombre bíblico Naftali que significa “Luchador”. Su afición por la bicicleta se combinó con su visión de brindar una experiencia especial para los visitantes. Esta vez, el citytour lo haríamos sobre dos ruedas. Cabe mencionar que la ciudad de Parras de la Fuente recibió el título Pueblo Mágico en el 2004, un programa que reconoce ciudades de impresionante belleza que también ofrecen algo importante para el patrimonio cultural de México.
En sus calles predomina un estilo colonial. La Plaza del Reloj, la Plaza de Armas y la Plaza del Beso son lugares comunes para reunirse y disfrutar de la tarde. Enmedio de las plazas del Reloj y la del Beso se sitúa la Parroquia de Santa María de las Parras, dedicada a la virgen de la Asunción. A un costado el Templo de San Ignacio de Loyola, de 1607. El recorrido incluye una vuelta por el Estanque de la Luz, un almacenamiento de agua que funciona como “balneario” y que se construyó en 1888. Y como plato de fondo nuestra excursión nos llevó a la cima donde se erige la Iglesia del Santo Madero. En lo alto del cerro El Sombreretillo, llamado así por su aspecto similar a un sombrero, se encuentra esta pequeña iglesia de paredes blancas, construida en 1868. Para llegar a su cima se necesita subir 462 escalones. A esa altura se puede apreciar todo el pueblo rodeado de los campos y las cadenas de montaña que la custodian.
Situada frente a la Alameda del centro de Parras, esta una bodega que también se dedica a la elaboración de vinos, pero artesanales o caseros. A veces es llamada con sus antiguos nombres: Bodegas Segovia Fuantos o Bodegas Alameda. Por décadas se ha mantenido como una empresa familiar, dirigida por Gema Ana María Fuantos, y con una producción pequeña. Gema cuenta que durante mucho tiempo vendieron su vino a granel, sirviéndolo directo de las barricas. Los vecinos, amigos y algunos visitantes venían y se servían en jarras el vino que querían comprar. Ahora el vino se vende embotellado bajo la etiqueta Segovia Fuantos.
Esta bodega es dueña de dos pequeñas parcelas afuera de Parras. En una cultivan uva Lenoir, tradicional de su vino, y en la otra tienen sembradas Rosa del Perú, Moscatel y Saint Emilion. Estas y otras cepas, como la Cariñana, son compradas a agricultores de Fresnillo, Zacatecas, y de San Pedro de las Colonias en La Laguna coahuilense. Además de los vinos, la familia Segovia Fuantos fabrica licores, dulces y conservas como campechanas, dulces de leche y nuez, pan integral, conservas de higo, chabacano y “cortadillo” de durazno y de membrillo (fruta picada).
Parras es un gran lugar para hospedarse y explorar este valle. Las opciones van desde casonas coloniales intervenidas y adaptadas como posadas hasta cabañas entre los campos de vid. Hotel Rincón del Montero es una preciosa propiedad de estilo rústico situada a las afueras de este Pueblo Mágico. Son más de 100 cabañas amuebladas, amplios jardines, campo de golf, canchas de tenis, restaurante y bar que hacen el lugar ideal
Visitar Parras es hacer un recorrido por la historia, dormir en hoteles originales, visitar los viñedos y probar vinos multipremiados.
Agradecimientos por esta aventura