Viajó de Uruguay a Brasil en bicicleta, ha dormido en carpas rodeado de lagartos, cruzó toda Francia ‘a dedo’, no gastó ni un dólar en hospedaje durante dos meses en Europa y ahora conducirá una sección de viajes. ¿Es posible que un mochilero se acostumbre a un programa de televisión?
De niño no le regalaron un balón y nunca vio un capítulo de Dragon Ball. Su primer obsequio fue un piano y creció tocando música clásica de Frédéric Chopin y Sebastian Bach. Aunque ahora confiesa que escucha de todo, cuando no está viajando no deja de visitar a la Orquesta Sinfónica Nacional. Si tratamos de imaginar su figura, seguramente nos equivocaremos. El pasado ‘nerd’ que lo somete, toma ahora otro matiz.
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Alexander Wong tiene el cabello azabache, largo como la melena de un león, ostenta el perfil de un enjuto soldado raso y ha pisado tantos países como una estrella de rock. Tal vez más: The Beatles nunca llegaron a África.
Él es uno de los primeros bloggers nacionales que viaja alrededor del mundo. En Perú, señala Alexander, hay alrededor de 2 000 mochileros viajando anualmente, mientras que en Argentina hay unos 300 000. Es decir, por cada 150 argentinos hay un peruano. En estadística, casi el uno por ciento de la población argentina viaja como mochilero; en Perú, no llega ni a la milésima parte del 1 por ciento.
Según un proyecto del portal Renunciamos y Viajamos, en el que preguntaron a mochileros argentinos por qué viajan tanto, uno de ellos reveló que su pasión inició por querer conocer todos los orígenes de su árbol genealógico. Como sabremos, Argentina es un ‘país de inmigración’, por lo que tiene una densa composición étnica. Alexander Wong tiene antepasados de China, España, también de Iquitos y Pucallpa, por lo que tal vez su instinto viajero se debe a la cantidad de sangres que circulan en su interior.
En un país donde piensan que viajar es un privilegio que se practica en vacaciones, Semana Santa o Año Nuevo, lo que Alexander hace lo convierten en un insurrecto. Y nunca pensó serlo. En marzo de 2015, conoció durante un viaje a mochileros que viajaban alrededor del planeta como bloggers y vivían de eso. Ellos se sorprendieron porque era la primera vez que encontraban a un peruano entre los suyos, por lo que lo incentivaron a comenzar su travesía como blogger.
A primera instancia Alexander pensó: “esas cuestiones no son para mí”, pero terminó haciéndolo porque sintió la acogida de sus conocidos y de su padre, que también es un viajero empedernido. Cuando regresó a casa y buscó en Facebook a los mochileros que le habían impulsado a hacerlo, figuró que tenían más de un millón de seguidores y, a pesar de eso, se quedaban en hostels (albergues juveniles donde pagas para dormir en una cama o litera y compartes con personas de varios países a un costo módico) como cualquier mochilero corriente.
Regresar a nuestras raíces
Antes de nacer, sus padres -al nombrarlo-, tal vez tuvieron una corazonada. Alexander es también el apodo que utilizaba Christopher McCandless, el joven que se hizo conocido mundialmente al donar todos sus ahorros a la caridad (24 000 dólares) y dejar su vida acomodada (su padre trabajó para la NASA) para viajar a Alaska a vivir rodeado de la naturaleza, con todos sus brillos y sombras. Fue inmortalizado en el libro Into The Wild (conocida también como Aventura en Alaska) que luego pasó a la pantalla grande con el mismo nombre.
Wong no escapó de su familia ni se fue a vivir a un bosque, pero siente que su lugar está en los lugares que aún no conoce. A veces en algunos buses, aviones o moteles. Pero, ¿qué hay de común entre estos Alexander? El personaje de Into The Wild sirvió como ejemplo filosófico para preguntarnos si el dinero y el poder es en realidad lo que buscamos como seres humanos, o, tal vez, deberíamos regresar a nuestras raíces y entender lo que nos rodea.
El poeta inglés Lord Byron retrataría mejor que nadie el pesar de los Alexander: Hay un placer en los bosques sin senderos. / Hay un éxtasis en una costa solitaria. / Está la soledad donde nadie se inmiscuye. / Junto al mar profundo, hay música en su rugido: / no amo menos al hombre pero sí más la naturaleza.
Mochilero y embajador
Alexander Wong tiene en su descripción de Facebook: «Viajar por el mundo es lo que me mueve y conocer mi lindo Perú es lo que me apasiona”. Una humilde reseña para una persona que también tiene la función de embajador. Y es que varios de los amigos que ha hecho durante sus viajes han venido al país gracias a él, porque como todo peruano no puede evitar hablar del Perú sin emocionarse.
Mediante su programa en un medio local, visitará todas las riquezas de nuestro país desde la perspectiva de un viajero promedio. No estará en un set de televisión, no leerá un telepronter y tampoco habrán personas que busquen maquillarlo. El mochilero mostrará al televidente una nueva forma de emprender un viaje, sin toda la parafernalia que presentan los programas de televisión.
Hace unos meses lo entrevistaron en un medio local y varios usuarios lo tildaron de vago. Hablar tres idiomas, hacer voluntariado a nivel nacional e internacional, difundir las bondades de la tierra, fundar un estudio de producción, lograr que varias empresas confíen en ti y hacer lo que te gusta, es sinónimo de ociosidad.
Luego, otro sujeto volvió a atacar: “¿Y cuando esté abuelito (Alexander), pedirá limosna en el jirón de la Unión?”. Wong mira al vacío y parece no entender la pregunta. Luego esboza una leve sonrisa, bebe un sorbo de su lata de cerveza y brama: «No tiene sentido trabajar toda tu vida para tener una vejez tranquila. Eso no es vida”. Ahora soy yo el que no entiende la respuesta, porque -así como todos- me han criado para estudiar, trabajar, casarme y tener hijos, para que luego ellos me mantengan. Cuando me aleje de la matrix sabré que tiene razón.
El dato
Su programa empezaría a emitirse en julio.
Puedes seguirlo en Alexander Wong – Planeta Mochila.
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