El maestro de la alfarería ccaccasirina dice que son «una familia que ha trabajado el barro durante tres generaciones«. Esa continuidad por el arte lo ha sabido mantener con el paso del tiempo y enseñar a sus dos hijos: Luciano y Leonardo. Y es que ellos, a puro pulso y a pura creatividad, han mantenido vigente una tradición que se remonta al siglo XVII.
Aunque esta actividad sea una práctica ancestrab, la alfarería se practica cada vez menos en la sierra huancavelicana. Pero supervive, increíblemente, en el centro poblado de Ccaccasiri, a seis kilómetros de Acoria, donde los Cárdenas comparten sus saberes con propios y extraños.
“Los jóvenes de hoy ya no conocen que cosa es un mortero o cual es el nombre quechua de los utensilios”, se lamenta uno de los hijos de Amador, preocupado por el poco interés de las nuevas generaciones por la artesanía y los tejidos de su localidad.
Tradición perdida
No obstante, los hermanos -veteranos igual que el padre en la producción de cerámicas-, se encargan también de recuperar y poner en valor este conocimiento, mediante la elaboración de vajillas ceremoniales, ollas, jarrones y morteros, que son trabajados finamente con sus propias manos.
Y es que si lo vemos de otra forma, fabricar una bonita y resistente olla de barro no es cosa fácil. Parece, pero no lo es. Así que preste atención porque lo primero que debe hacer es escoger la tierra correcta y traerla del lugar correcto. “Hay barros especiales para cada tipo de olla y vaso ceremonial”, nos explican.
Para la fabricación de las ollas se usan tres colores de barro: plomo, amarillo y negro. Para los decorativos, en cambio, se utilizan los tonos rojizos y el ‘marka’, parecido al de las rocas. Con estas se consiguen resistencia al calor y una base ideal para almacenar la tradicional chicha de jora.
“Nosotros hemos aprendido viendo a nuestros padres, traíamos la tierra ‘mancamito’ de lejos para hacer nuestras ollas de barro”, recuerda Amador de sus peripecias de aprendiz.
El paso a seguir en este proceso es prepapar el cuerpo de la arcilla o el barro, el cual debe mantenerse húmedo durante la mañana y noche. Esta parte del trabajo es realizada únicamente por los hombres de la familia, mientras que el pulido, la decoración y el acabado final lo comparten con las mujeres.
El riguroso proceso culmina con la cocción. Las piezas se deben calientar en un gran horno ovalado o rectangular que, generalmente, está al aire libre. ¿El resultado? una pieza hermosa elaborada siguiendo conocimientos ancestrales.
Es así que el entusiasmo creador de los Cárdenas va más allá de sus obras. Ellos motivan a sus paisanos a recuperar el valor de la alfarería. Sus manos y sus voces de ánimo son una señal de resistencia que no cesa y se mantiene en su rudimentario taller.
El Dato
Los hermanos Luciano y Leonardo Cárdenas llegaron a participar en la décima edición de Ruraq Maki, donde expusieron sus trabajos de alfarería.
En Rumbo
Lugar: De Huancavelica en bus o colectivo hacia Ccaccasiri (Acoria). Tiempo: 60 minutos.
Pedidos: Llame al teléfono 946 899151
Viaje con Megabus (www.megabus.pe).
Terminal: avenida Luna Pizarro 240, La Victoria. Teléfonos: #999054153. Correo: ventas@megabus.pe
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