Para muchos la mención de Talara evoca dos cosas: el petróleo y sus playas. Pero ¿y si hubiera otra propuesta que pusiera a Talara en el mapa? ¿Y si existiera un lugar donde, —con un poco de trabajo—, pudiéramos crear el principal destino ecoturístico de la provincia y la región? Bueno, este lugar existe, se llama Quebrada Yale.
- Por: Jeremy Flanagan
Para los que no conocen a Quebrada Yale es la formación geológica que básicamente divide la ciudad de Talara en dos partes; el centro y Talara Alta al sur, y el Cono Norte al norte de la quebrada. La importancia del sitio radica en la presencia del ave Cortarrama peruano (Phytotoma raimondii), especie en vías de extinción y sumamente amenazada. El Cortarrama peruano habita únicamente en el bosque seco ralo o matorral desértico de la costa norte de Perú. Esta clase de bosque seco consiste de arbustos grandes esparcidos entre sí en el paisaje, de especies como el Algarrobo, Sapote, Vichayo, Realengo, Lipe y Palo Negro. Sin embargo, el Cortarrama peruano, como ave herbívora, solo habita en ciertos sitios en este tipo de bosque seco que cuentan con la diversidad de flora necesaria para su dieta.
Encontré el Cortarrama peruano en la Quebrada Yale por primera vez en el año 2016 y desde entonces he venido, con el proyecto SOS Cortarramac Peruano (SOS-CP), promocionando la conservación de esta quebrada ante las empresas de Talara, autoridades locales, regionales y nacionales, además de entidades internacionales. He entregado a la Municipalidad de Talara mi proyecto en un expediente que justifica la conservación de la quebrada en tres ocasiones; en el 2018, 2019, y ahora en junio de este año. Por su importancia biológica y el buen estado del bosque, la Quebrada Yale amerita acciones a favor de su conservación a largo plazo – pero más allá tiene un gran potencial.
Ante la degradación y pérdida del bosque seco de Talara, la región Piura y toda la costa norte, es urgente implementar medidas para la conservación y restauración de este tipo de bosque seco. Más aun cuando se considera la importancia de la Provincia de Talara para la sobrevivencia del Cortarrama peruano. Al mismo tiempo hay que concientizar a la sociedad sobre la importancia del bosque seco, su diversidad de flora y fauna, y la importancia de su conservación. Esto sería mucho más fácil si la gente tiene la oportunidad de acercarse al bosque y aprender de ello. Y qué mejor que un bosque a 10 minutos a pie desde el centro de la ciudad.
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Y con esto nació mi propuesta para la conservación y restauración ecológica de la Quebrada Yale. Mientras que mucho del bosque seco de la Provincia de Talara ha sido fuertemente degradado, todavía en la Quebrada Yale se conserva un buen remanente del bosque seco ralo – la presencia del Cortarrama es evidencia de esto. La conservación del bosque y el Cortarrama sería un objetivo principal, pero a propuestas como estas hay que dar un uso tangible y rentable a estos espacios., y si no es así entonces tales reservas naturales quedan en el abandono y la gente cercana perdería el interés.
El declaratorio de una reserva natural sería un paso en un proceso, multidisciplinario, para lograr un destino ecoturístico ejemplar para el norte y el país. El proyecto demandaría un periodo de acondicionamiento del sitio, con limpieza, diseño y construcción de circuitos (senderos) turísticos, señalización, delimitación de los límites, hasta la construcción de un centro de interpretación y aula, además de la capacitación de guías turísticas.
Al mismo tiempo, otro objetivo de mí propuesta es dotar al pueblo talareño con un espacio natural y amplio dentro del perímetro urbano, la cual brindará la oportunidad para conocer y apreciar este espacio natural. Para esto la propuesta capacitaría un grupo de guías turísticas en los temas de la naturaleza, el Cortarrama y buen trato al visitante. También este espacio se presta para otras actividades compatibles, como caminatas (treking), correr (cross-country), bicicleta de montaña y avistamiento de aves. Es así que además de los turistas, donde podemos tener picos en demanda los fines de semana o en vacaciones, el espacio tendría un uso a diario para los mismos residentes de Talara, con actividades como correr, caminar, talleres para gremios, etc.
Un bosque seco es un aula al aire libre
También mí propuesta es enfática en que Quebrada Yale debería ser integrado en el currículo de los colegios de Talara, en coordinación con la UGEL-Talara, y donde los estudiantes visiten la quebrada para realizar talleres y/o prácticas que complementarían la enseñanza de temas ambientales en los colegios. Idealmente, junto con un centro de interpretación, la infraestructura debería incluir un aula, donde los niños pueden recibir sus clases normales, pero rodeados de la naturaleza.
Entonces según un cronograma coordinado con la UGEL, cada grado de cada escuela pasará una o dos mañanas al año en la aula de Quebrada Yale. Y así los niños pasarían el recreo jugando a las escondidas entre los Sapotes y Vichayos, en vez de estar sentados sobre cemento, entre cuatro paredes, en el colegio. Lo critico a destacar es que ha sido demostrado en muchas publicaciones a nivel mundial que el acceso a la naturaleza es primordial para el buen desarrollo emocional e intelectual de los niños y en este sentido tenemos la obligación moral de hacer todo lo posible para mejorar la calidad educativa de los estudiantes de Talara.
Con mis visitas guiadas para grupos de talareños a Quebrada Yale en las últimas semanas, queda muy en claro el interés de las personas en concretar acciones a favor de la conservación y desarrollo turístico de la quebrada. Con Talara tenemos muchas empresas que podrían aportar y una amplia gama de profesionales quienes también podrían participar en el proyecto. Adivino que todos queremos lo mejor para el futuro de la ciudad. Con mis más de triente-cinco años trabajando en estos temas, nunca he visto un sitio con tanto potencial. Quebrada Yale es un diamante en bruto y es hora de hacerlo brillar.
*: Jeremy Flanagan es ingeniero en Ciencias Ambientales S.O.S Cortarrama Peruano
