Por Mariela Goyenechea
A diferencia de otros momentos de nuestra historia, este año las fiestas de la independencia estuvieron marcadas por una sensación de desánimo, incertidumbre y desconfianza que se incrementó después de escuchar el Mensaje a la Nación del presidente de la República.
Palabras vacías, propuestas sin sentido y un optimismo que no coincide con la realidad, marcaron una larga alocución en la que estuvieron ausentes las grandes reformas que necesita el Estado.
Los temas medioambientales quedaron al margen, como si el cambio climático no fuera una amenaza; y, en lo relacionado al turismo, el anunció de otorgar 400 millones para la esperada reactivación, es una medida insuficiente y no solucionará una crisis que se agrava por los problemas de ingreso a Machu Picchu, el cierre de Kuélap, las largas colas en migraciones, entre otras dificultades
A pesar de eso, en julio tuvimos dos motivos inesperados para sonreír: las medallas de oro en el campeonato mundial de atletismo, obtenidas por la marchista Kimberly García León. Un logro inédito que nos llena de orgullo y nos demuestra que los peruanos sí, podemos.
Recordemos siempre que el Perú es mucho más grande que sus problemas y que a pesar de las dificultades, seguimos trabajando y creando, como lo demuestra esta edición de nuestra revista y los nuevos proyectos que pronto daremos a conocer. Salud por eso y salud por nuestra patria.
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