Pese a los proyectos sociales y logros, los pueblos indígenas todavía hacen frente a la exclusión, la violencia, la marginación y a otros desafíos que faltan superar. El Día Internacional de los Pueblos Indígenas no es una fecha para celebrar, sino para reflexionar.
A propósito del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemora hoy 9 de agosto, la ONU anunció que a una década de la Declaración de los Derechos de estas poblaciones, continúan registrándose la discriminación, pobreza y violencia.
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No es por arruinarles este festivo día pero las cifras de la ONU, señalan que al menos el 30% de los pobres en las áreas rurales son comunidades indígenas. Además, los pueblos indígenas se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables, representando el 15% de los más pobres. Y como si fuera poco, una de cada tres mujeres indígenas es ultrajada a lo largo de su vida.
Está demás decir que son los pueblos indígenas los que conservan y practican las culturas de nuestras regiones. Y son esas culturas y formas la única manera en que contribuyen a la gente a relacionarse con el medio ambiente. Y, pese a que cada cultura sea distinta en todo el planeta, comparten los mismos problemas a la hora de proteger sus derechos como pueblos.
Aunque usted no lo crea, el años pasado 281 defensores de los derechos humanos fueron asesinados en más de 20 países por “atreverse a defender los derechos de los indígenas, las tierras o el medio ambiente”. Según la organización Defensores de Primera Línea, esta cantidad sobrepasa el número de casos registrados en 2015 y 2014, años en que se reportaron 185 y 130 casos respectivamente.
Ante esto, debemos demandar políticas de Estado a favor de las poblaciones indígenas. Uno de los más grandes problemas que tiene el Perú es el no contar con una mayor información sobre la composición étnica de nuestro país.
“Se requiere un trabajo sostenido y creciente de revalorización de nuestras distintas identidades culturales. La contribución del censo a hacer visible a la población indígena es un importante paso en esta dirección, pero se requiere información más precisa y que cruce variables como sexo y etnia”, sostiene Ivone Macassi, representante del CMP Flora Tristán, sobre el Informe Alternativo que será presentado al Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD).
Según Macassi, en la Selva Central del Perú las mujeres que acuden a los centros urbanos en Satipo, Pangoa y Mazamari son víctimas de discriminación en establecimientos como restaurantes y hoteles o en plazas, mercados y estaciones de bus a pesar que en algunas de estas localidades existen ordenanzas que prohíben la discriminación.
Con este informe elaborado por el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, DEMUS y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, se podrá destacar la problemática de la discriminación racial que sufren las personas indígenas, particularmente las mujeres.
En cuanto a la situación de desigualdad de las mujeres de las poblaciones indígenas, el informe revela que si bien se han impulsado algunas políticas públicas inclusivas para promover la inserción social, todavía las mujeres cuentan con menos oportunidades de participar y de colocar sus propuestas.
En ese sentido “es importante que el Estado, a través del Ministerio de Cultura y el INEI, retome acciones afirmativas de participación de los pueblos indígenas e introduzca normas de equidad de género para el desarrollo de estos procesos”.
Pero la equidad no es el único punto de debate. Hablar de poblaciones indígenas también implica hablar de los problemas de territorio a causa de la minería ilegal, la titulación de algunos pueblos y fomentar la inclusión política, entre otros temas.
La otra cara de la tormenta
Sin embargo, no todo es tragedia en la actualidad. La ministra del Ambiente, Elsa Galarza, participó ayer junto a 120 comunidades indígenas del Marañón en la inplementación de un proyecto que evitará la deforestación en San Lorenzo (Loreto).
La iniciativa consta de la puesta en marcha del primer proyecto a nivel mundial financiado por el Fondo Verde para el Clima. La cual beneficiará a más cuatro mil 150 familias, generando nuevas oportunidades para su desarrollo mediante el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad de los bosques.
Asimismo, el proyecto busca mejorar la calidad de vida de la población que vive alrededor de los humedales mediante el buen aprovechamiento de los recursos naturales.
De este modo, agregó la titular del Minam, se podrá tener un desarrollo sostenible que ayude a las poblaciones a mejorar su economía familiar, así como la economía de su comunidad.
Por otro lado, el gran objetivo de esta iniciativa es mejorar la resiliencia de las comunidades indígenas, sus medios de vida y reducir 1.30 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) causadas por la deforestación. ¿Cómo lograrlo? Se trabajará junto a las comunidades en más de cuatro mil 720 hectáreas de bosque y en 140.6 hectáreas de aguajal, los cuales capturan alrededor de 484.5 toneladas de carbono por hectárea, según datos de la Reserva Pacaya Samiria.
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