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Científicos descubren aves grabadas de hace 2000 años en el desierto de Nazca 

Grabadas en el desierto del sur del Perú hace más de mil años, las enigmáticas líneas de Nazca siguen llamando la atención de la comunidad científica. Es vez, investigadores japoneses han aplicado un enfoque ornitológico para volver a identificar 16 geoglifos de aves que permanecieron ocultos por 2000 años. 

Según el descubrimiento, estos dibujos de tierra con formas de aves serían nada menos que representaciones de colibríes o pelícanos, y estudios adicionales podrían ayudar a explicar su importancia para las poblaciones que se asentaron en el desierto de Nazca, se lee en el estudio publicado en junio de este año en la revista científica el Journal of Archaeological Science: Reports. 

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Nasca, más que líneas

Como se sabe, las líneas y los geoglifos de Nazca y Palpa se ubican a unos 400 kilómetros al sur de la capital. Estas conforman un yacimiento que es Patrimonio Mundial y que cubre un área de unos 450 kilómetros cuadrados. De acuerdo con científicos e historiadores, cada figura fue tallada en el suelo entre el año 400 antes de Cristo y 1000 después de Cristo por culturas preincaicas. En su mayoría estás líneas forman diseños geométricos y dibujos de animales y plantas inmensas que solamente pueden verse mejor desde el aire. 

Aves de tierra

Debido a la magnitud de estos restos arqueológicos, Masaki Eda, del Museo de la Universidad de Hokkaido; Takeshi Yamasaki, del Instituto de Ornitología de Yamashina, y Masato Sakai, de la Universidad de Yamagata en Japón, aplicaron un enfoque ornitológico para identificar los 16 geoglifos de aves entre más de 2000 dibujos presentes en el área de estudio. 

El primero científico mencionó que por el momento “las aves en estos dibujos han sido identificadas en base a impresiones generales o unos pocos rasgos morfológicos presentes en cada figura”. A lo que añadió: “Observamos de cerca las formas y tamaños relativos de los picos, cabezas, cuellos, cuerpos, alas, colas y las patas y los comparamos con los de las aves que actualmente habitan en Perú». 

Por ello, los investigadores japoneses volvieron a clasificar los restos. Como resultado de este enfoque, clasificaron a un colibrí previamente identificado como un ermitaño, y a un pájaro con la forma de un pelícano. 

Sobre el primer hallazgo, se reveló que el dibujo del Colibrí tiene su pico largo y delgado, las patas cortas, los tres dedos en la misma dirección y cola larga con una sección central alargada. Esto fue motivo para que los expertos lo reclasificado como un ermitaño chico. En Perú, las colas largas y puntiagudas solo aparecen en los ermitaños, mientras que las colas de los colibríes típicos tienen forma de horquilla o abanico.

También se clasificaron otros dibujos que guardaban una relación con cóndores o flamencos, pero que no tenían las características esenciales para validar tales identificaciones. 

No obstante, las aves identificadas no solo existen en nuestro país, sino también en otras partes del país que no son los lugares donde se grabaron los geoglifos. Los ermitaños, por ejemplo, habitan en los bosques en las laderas orientales de los Andes y en el norte cerca de Ecuador. Mientras que los pelícanos viven a lo largo de la costa. 

Al respecto, Masaki Eda sostuvo que «la gente de Nazca pudo haber visto pelícanos mientras recolectaba comida en la costa”. Sobre esta hipótesis, dijo que los hallazgos preliminares mostraron dibujos de aves exóticas, más no aves locales, y esto podría “ser una pista de por qué las dibujaron en primer lugar”.

 

 

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