Algo se tiene que hacer, pero ya. Las ciudades no pueden seguir creciendo sin planificación ambiental y, lo peor, destruyendo áreas verdes. Especialistas de 15 países trataron el tema y alzaron la voz.
Construir ciudades con espacios verdes no solo aumenta la biodiversidad urbana, mejora la calidad del aire y reduce el estrés, sino que eleva el precio de las propiedades y reduce el gasto en aire acondicionado y calefacción. Así de claro lo dijo Simone Borelli, experto de la FAO en Silvicultura Urbana.
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Asimismo, Eleonora Silva, directora representante de la CAF en el Perú, sostuvo que los bosques urbanos son un medio económico y efectivo para enfrentar el cambio climático. Precisó que casi el 90% de las medidas que una ciudad puede tomar para enfrentar esta problemática ambiental se relacionan con los árboles urbanos.
Parte de estas preocupaciones y análisis formaron parte de las experiencias abordadas en el Foro Latinoamericano y del Caribe sobre Silvicultura Urbana, Arboricultura y Paisajismo para Bosques Urbanos y Espacios Verdes, organizado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cónclave donde participaron 15 países.
“Los árboles necesitan de la gente y la gente necesita de los árboles”, remarcó John Leigh, Director Ejecutivo del SERFOR. “Un evento como este en Lima es especialmente relevante debido al carácter desértico de la ciudad. Aquí es donde más podemos beneficiarnos de las ventajas de las áreas verdes bien diseñadas”, insistió. Según el Inventario de Áreas Verdes de la Municipalidad Metropolitana de Lima, la ciudad tiene un déficit de 56 millones de metros cuadrados en áreas verdes, el equivalente a más de cinco mil canchas de fútbol.
El evento tuvo como objetivo estimular el intercambio entre actores internacionales, regionales y locales interesados en los procesos de toma de decisiones, mejores prácticas, lecciones aprendidas y oportunidades para el adecuado diseño, establecimiento, mantenimiento y restauración de bosques urbanos y espacios verdes en la Región.
El crecimiento de la población, la degradación y la falta de planificación urbana están afectando gravemente los recursos naturales de los que dependen los habitantes urbanos para su salud y bienestar. La creciente demanda de energía, alimentación y vivienda, combinada con la falta de planes de gestión, ha llevado a la explotación insostenible de los bosques urbanos y de los espacios verdes, y a su conversión en zonas urbanas cercanas a los asentamientos humanos con el consiguiente deterioro de la calidad y la estabilidad del medio ambiente.
De hecho, si bien las ciudades ocupan sólo el 2% de la superficie del planeta, sus habitantes utilizan el 75% de sus recursos naturales. En 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades y pueblos. Por tanto, es fundamental el desarrollo urbano sostenible para garantizar la calidad de vida de la población mundial.
Los bosques y los árboles en las ciudades – si están gestionados adecuadamente – pueden aportar contribuciones significativas a la planificación, diseño y gestión de paisajes urbanos resilientes y sostenibles. Pueden contribuir a convertir a las ciudades en lugares más placenteros, atractivos y saludables para vivir, además de más seguros, más ricos y más diversos. Estos y otros temas fueron parte integrante de la discusión que tuvo lugar durante la reunión de Hábitat III en Quito, donde los países adoptaron por unanimidad la Nueva Agenda Urbana, que pide acciones concretas para asegurar que el desarrollo urbano sea gestionado de manera más sostenible.
Beneficios de las áreas verdes urbanas
A lo largo de su vida, los árboles pueden proporcionar un paquete de beneficios económicos, sociales y ambientales que valen dos o tres veces más que la inversión en plantación y cuidado.
Un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de CO2 al año. Especialmente en ciudades con altos niveles de contaminación, los árboles pueden mejorar la calidad del aire, haciendo de las ciudades lugares más saludables para vivir.
La ubicación estratégica de los árboles en las ciudades puede ayudar a enfriar el aire entre 2 y 8 grados Celsius, reduciendo así el efecto de «isla de calor» urbano y ayudando a las comunidades urbanas a adaptarse a los efectos del cambio climático.
Los árboles grandes son excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas. Absorben gases contaminantes (tales como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono y óxidos de sulfuro) y filtran partículas finas como polvo, suciedad o humo del aire atrapándolos sobre las hojas y la corteza.
Los árboles juegan un papel importante en el aumento de la biodiversidad urbana, proporcionando a las plantas y animales un hábitat, alimento y protección.
Las investigaciones demuestran que vivir cerca de los espacios verdes urbanos y tener acceso a ellos puede mejorar la salud física y mental, por ejemplo disminuyendo la tensión arterial alta y el estrés. Esto, a su vez, contribuye al bienestar de las comunidades urbanas.
Los árboles maduros regulan el flujo del agua y desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones y en la reducción de riesgos de desastres naturales. Un árbol maduro de hoja verde permanente, por ejemplo,puede interceptar más de 15 000 litros de agua al año.
La colocación correcta de los árboles alrededor de los edificios puede reducir la necesidad de aire acondicionado en un 30% y reducir las facturas de calefacción en invierno entre un 20-50%.
La planificación de paisajes urbanos con árboles puede aumentar el valor de una propiedad en un 20% y atraer turismo y negocios.
Más Rumbos:
Programa de silvicultura urbana de la FAO
Directrices de la FAO sobre silvicultura urbana y periurbana
Infografía sobre Beneficios de los Árboles Urbanos
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