Apasionado por los viajes, Miguel Ángel Arellano, el fundador y gerente general de Cajamarca Travel, una de las empresas turísticas más importantes del nororiente del país, conversa con Rumbos sobre sus inicios empresariales, su interés por compartir lo aprendido con los que recién empiezan y sus propuestas para consolidar un circuito integral noramazónico sin fronteras regionales.
Texto: Rolly Valdivia Chávez
Sugerencia y recomendación, son dos palabras claves en su léxico. Me consta. Se las he escuchado decir más de una vez. No lo hace de mala fe ni para incomodar. Tampoco es que quiera demostrar que sabe mucho. A él le gusta enseñar y compartir lo que ha aprendido a lo largo de su vida empresarial y en los muchos kilómetros recorridos por las rutas del Perú y otros países del mundo.
“No guardo lo que sé para mí. Comparto con los que están a la mitad del camino que yo he recorrido”, comenta sonriente Miguel Ángel Arellano (65) quien, a finales de la década del 70 del siglo pasado, llegó a Cajamarca sin imaginar siquiera que su vida daría un giro inesperado, tan inesperado que dejaría Lima, la ciudad en la que nació y en la que se ganaba la vida como empresario artístico.
Tiempos de juventud en los que, como buen administrador de empresas, buscaba ideas de negocios que fueran atractivas y novedosas; pero antes de que la encontrara, conocería a su esposa en la ciudad del carnaval. “Ahí terminó mi vida de farándula”, pero comenzaría otra vida -en lo personal y laboral-, que disfruta plenamente y en la que está metido al ciento por ciento.
“No me estreso y para mí el turismo no es un trabajo”, reconoce el fundador y el hombre fuerte de Cajamarca Travel, una de las mayores agencias operadoras del nororiente peruano. Arellano disfruta de los caminos y de dar un servicio de excelencia a sus pasajeros. Viajando y acompañándolos se siente en su elemento. Eso es lo suyo. Sin duda hizo bien en acabar con su vida farandulera.
¿Pero cómo llegó al turismo?, le preguntamos cuando deja de sonreír. Esa sonrisa que no fue una cortesía -otra de las palabras claves de su vocabulario porque en los negocios no hay cortesías, todo está incluido en la tarifa, explica una y mil veces- sino un gesto de complicidad con el autor de estas líneas, quien durante varias jornadas escuchó (y aprendió) de sus sugerencia y recomendaciones.
Y es que don Miguel Ángel -siempre con su gorrita, su polo piqué y sus botas trekeras, ese es su uniforme de trabajo- fue pieza fundamental en la última travesía periodística del equipo de Rumbos. Durante ese viaje por las provincias de San Ignacio, Jaén y Cajamarca, brindó diversas sugerencias y recomendaciones a los emprendedores turísticos de esos lugares.
Su objetivo es claro: que se mejoren los servicios turísticos. Si eso sucede, todos los involucrados en el sector se benefician. Sus consejos y enseñanzas van desde la presentación de una mesa, con vasos y cubiertos impecables, hasta la forma correcta de servir una cerveza bien helada, pasando por la necesidad de ser responsables y solo ofrecer lo que se puede cumplir.
Pero, volvamos al punto, ¿cómo llegó al turismo?
Todo surgió de un análisis de las potencialidades del país en ese sector. Ese ejercicio lo llevaría a concluir que “el Perú era una mina de oro en el tema del turismo”, una mina que no estaba siendo debidamente explotada por factores sociales, políticos y económicos. Los 80’ fueron muy duros por el terrorismo, la hiperinflación, la escasez de productos básicos, entre otros problemas.
A pesar de ello, abrió su primera empresa turística. No le fue nada mal. Los operadores nacionales más importantes lo contrataban, entonces “me di cuenta de que era bueno porque los grandes confiaban en mi”. Paso a paso comenzó a crecer, ofreciendo fundamentalmente el circuito nororiental, desde la costa hasta la selva, rutas casi siempre relegadas o vistas con desdén frente al sur consolidado.
Todo iba bien hasta que, en 1993, tuvo que migrar a Santiago de Chile “por problemas políticos”. Tres años estuvo fuera y, al retornar, insistiría con el turismo. En agosto de 1996 fundaría Cajamarca Travel, con la consigna de “yo quiero atender, como me gustaría que me atiendan. Por eso soy muy exigente con temas como la puntualidad. El pasajero extranjero no espera”, enfatiza.
La filosofía y los servicios que ofrece su empresa, serán descritos en otra nota periodística. Ahora, queremos centrarnos más en uno de los personajes que impulsó y sigue impulsando el desarrollo turístico de las regiones nororientales, las cuales tienen un gran potencial. La Libertad, Lambayeque, Cajamarca, Amazonas y San Martín, son estupendos destinos de naturaleza, cultura, historia y gastronomía.
“El nororiente está postergado. Yo soy muy crítico -desde hace muchos años- con los gremios”. Arellano recuerda que en una ocasión participó como dirigente en un asamblea de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) y se dio con la sorpresa de que todos los temas eran relacionados con el sur, entonces, pidió la palabra y con cierta ironía comentó: “creo que me he confundido de reunión”.
Ante la sorpresa de los demás participantes, continuó: “todo es sur, nadie habla del norte. Aprendamos que Canatur es todo el Perú”. Esa lección, agrega, también debe ser aprendida por PromPerú”. Más allá de sus discrepancias, reconoce que en el sector turismo ha habido buenos funcionarios y, espera, que las nuevas autoridades regionales, sepan rodearse de gente que conozca el tema.
Los años pasan y el norte turístico -si me permitan la redundancia- no encuentra su norte. ¿Qué es lo que falta?
“Uno de los problemas es que vemos destinos con fronteras regionales, provinciales y distritales. No nos vemos como un todo. No estamos integrados y no hay un circuito integrador. Pero debemos de tener en cuenta otro factor. El territorio es muy accidentado y el turista ‘pierde’ mucho tiempo viajando en carretera. En mi opinión es necesario que se abra una conexión aérea interregional”.
Imaginar, soñar, pensar que pronto o en un tiempo no muy lejano, un turista que en la mañana visita El Brujo, en la tarde pueda volar a Cajamarca y, después, a Tarapoto. “Con la interconexión aérea interregional se podría recorrer todo el nororiente en seis días” y sin sentir la fatiga que generan los largos viajes por carreteras, las cuales, en muchos casos, no están en buen estado.
“Los servicios podrían comenzar con avionetas. Eso solucionaría el problema, además, los vuelos facilitarían el transporte de carga”, concluye Arellano con la certeza de que esta propuesta permitiría consolidar circuitos que ofrecen una gran diversidad de atractivos. “Eso sí preocuparía al sur”, afirma, aclarando “que nadie discute el avance de esas regiones” y que es muy bueno que lo sigan haciendo.
Hombre de retos y rutas, Arellano marcó un precedente en la organización de eventos turísticos en el nororiente. “En 2012 acepté el reto de hacer el Birding Rally Challenger. Yo lo puedo hacer, le dije a Manuel Bryce -ya fallecido- y a José Koechlin de Inkaterra”. No fue fácil. El evento que congregaba a las ‘estrellas’ mundiales de la observación de aves requería una logística extraordinaria.
El proceso comenzó con un viaje de reconocimiento para demostrar que, en Lambayeque, Cajamarca, Amazonas y San Martín, existían los servicios necesarios. Los informes fueron positivos, pero surgiría otra consulta: hay aves en la ruta. Se hizo un nuevo recorrido para acabar con la idea de que en Cajamarca y las demás paradas del circuito, “solo había piedras y conflictos sociales”.
El resultado avalaba la idea. El número de especies endémicas era impresionante. El Birding se haría en el circuito noramazónico. A medida que se acercaba la fecha de inicio, don Miguel Ángel se decía, “para que me metí en esto”. Fue una labor enorme de organización para que durante nueves días, los Messi y Ronaldo de la ornitología, ‘jugaran’ sus mejores partidos en las ‘canchas’ del norte.
“Tom Schulenberg (autor del libro Aves del Perú, algo así como la ‘Biblia’ de los observadores) vino con una duda: cómo van a lograr que tanta gente busque aves en los mismos lugares. Bueno, él se fue con esa duda, porque los equipos no se cruzaron, a pesar de estar en los mismos lugares”, recuerda Arellano con la satisfacción del deber cumplido.
Antes de terminar la entrevista, don Miguel Ángel nos dice que mañana temprano (hoy) saldrá hacia Celendín y Leymebamba con un grupo de siete avistadores de aves para unirse al Globa Big Day. Será una jornada intensa, de esas que le gustan, de esas en las que seguirá participando hasta que el cuerpo y las ganas lo permitan, es decir, por muchos años más.